3 usos del bótox que desconocías y que van más allá de las arrugas

El bótox es uno de los componentes más utilizados en el mundo beauty y ha sido considerada por los especialistas como la gran aliada de la medicina. También conocida como ‘la toxina botulínica’, este elemento se emplea para distintas patologías que van más allá de rejuvenecer la mirada, levantar el párpado, alisar las frentes o relajar las patas de gallo.

La que especialista Virtudes Ruiz, cirujana y médico estética de Virtud Estética, explicó para Vogue que estos beneficios van desde “controlar el exceso de sudor, a paliar los efectos del estrabismo, mitigar migrañas, controlar el blefaroespasmo, el bruxismo, las fístulas anales, pie equino o para tratar cualquier enfermedad en la que las contracturas produzcan dolor”.

La experta comenta que existen nuevos procedimientos off label que ayudan a mejorar problemas de la piel como la rosácea, el acné o las cicatrices queloides. Al respecto comentó que “existen nuevas aplicaciones off label -uso de un medicamento de una forma diferente para que fue aprobado en origen- porque requieren de los estudios pertinentes que a veces tardan muchos años en ser autorizados por las fases burocráticas que deben superar. Lo que pasaba cuando se comenzó a utilizar la toxina botulínica tipo A (Azzalure, Bocouture o Vistabel) en medicina estética, que fue autorizada en 2004 tras muchos años de usarla y que solo estaba autorizada para la zona del entrecejo, posteriormente se autorizó para las patas de gallo y la frente”.

Asimismo, la especialista afirma que es primordial que este tipo de procedimientos lo realice profesionales en la materia pues no todos están capacitados para realizar las infiltraciones en zonas nuevas.

“La toxina botulínica, infiltrada de forma más diluida y con la técnica de mesoterapia por la zona afectada, puede regular la secreción sebácea y mejorar el acné leve o moderado", refiere Virtudes Ruiz. Gracias al activo que contiene ayuda a prevenir los brotes del acné y también estimula la producción de colágeno y elastina.

“Los queloides son el crecimiento exagerado de la piel en una cicatriz tras un corte (incisión quirúrgica) y suponen una complicación molesta y difícil de tratar. Para solucionarlos se están empleando inyecciones de bótox al terminar las cirugías y evitar así la formación de cicatrices queloideas, conseguir rebajarlas y que queden más estéticas”, refirió la experta.

De forma novedosa el bótox está siendo utilizado como tratamiento para evadir los brotes de rosácea comprobando que tiene un potente efecto antiinflamatorio. Según refiere la especialista los resultados tiene una duración entre 3 y 4 meses.