Al parecer, la normalidad está volviendo a ser la de antes. Dos años después, un gran porcentaje de la población mundial está vacunada y los contagios cada vez son menos.
En ese sentido, muchos países ya no están obligando el uso de mascarillas en espacios abiertos. En el Perú, dicha medida empezó a regir desde el pasado 1 de mayo en ciudades como Lima Metropolitana, Callao, Ica y Lima Provincias.
Aún hay personas que siguen usando la mascarilla, por el simple hecho de evitar cualquier complicación en su cuerpo.
Sin embargo, hay otros ciudadanos que no usan el tapabocas por un tema psicológico. Al mencionado comportamiento se le ha denominado ‘síndrome de la cara vacía’, que en inglés es ‘mask fishing’.
Los especialistas indican que es una forma de ansiedad social, que se da por un miedo de sentirse vigilado.
Los psicólogos David Moscovitch y Sidney Saint son catedráticos de la Universidad de Waterloo y se pronunciaron al respecto.
“Las personas con ansiedad social probablemente experimentarán un renovado temor y ansiedad ante la posibilidad de comportarse de forma incómoda o inapropiada y de ser juzgados negativamente por los demás”, comentó Moscovitch en CNBC Make It.
Los expertos indican que el síndrome puede darse por dos razones: el medio a mostrar el rostro a los demás por sus propias inseguridades y el temor por contagiarse de COVID-19, a pesar de que las posibilidades sean mínimas.
“Debido a su función de auto-ocultación, las máscaras pueden ser difíciles de desechar para algunas personas, incluso cuando los mandatos de salud pública ya no exigen el uso de máscaras”, comentó Sidney Saint.
Por su parte, David Moscovitch aseguró que el “aislamiento en casa en tiempos tan prolongados conlleva a la evitación, que es un mecanismo común para afrontar la ansiedad. Y esto puede verse reflejado en la dependencia a la mascarilla en situaciones que no son necesarias ni peligrosas a estas alturas de la pandemia”.