Muestra "viviente" destapa la realidad de los tabúes sexuales en Bolivia
Únete al canal de Whatsapp de WapaUna muestra "viviente" en Bolivia destapa la realidad cotidiana de los tabúes relacionados al género y a la sexualidad, para crear conciencia de esta realidad y desmontar los mitos que son la base de la discriminación.
La exposición escenifica tabúes sobre transexualidad, lesbianismo, transformismo masculino y femenino, sexo en la senectud y el "bondage", una práctica erótica basada en la inmovilización del cuerpo con cuerdas u otros instrumentos.
A cada espacio sobre cada tabú asiste un número no mayor de cinco personas y la escenificación finaliza en un cuarto oscuro, en el que se presenta una última escena mientras que al mismo tiempo se fotografían las expresiones de los asistentes, cuyas imágenes les son devueltas.
La puesta en escena recurre también a elementos artísticos para la caracterización del personaje, como el maquillaje, algo trascendental para las muestras de transformismo que pueden reconfigurar las facciones de un rostro masculino en uno femenino.
La activista y mujer transexual Tamara Nuñez del Prado aseguró que un requisito fundamental para asistir a la exhibición es "tener la mente abierta", ya que la conclusión de cada escena busca rediseñar los esquemas del pensamiento de cada asistente.
Por su lado, la coordinadora de esta actividad, Rosario Haquín, enfatizó que la exposición busca desestructurar "todo aquello que está oculto y está prohibido" en relación al sexo y que fundamentan estereotipos que se usan para discriminar.
Para ello se ha propuesto la meta de llegar, como prioridad, a adolescentes y jóvenes que "están empezando a descubrir su cuerpo", además de aquellos que recién descubren "su práctica sexual".
"Nos interesan también los adultos, porque son ellos en definitiva los que ejercen coerción sobre los cuerpos jóvenes", complementó Haquín.
El recorrido comienza con una escenificación que muestra el ajetreo diario de una pareja de homosexuales en el cuidado de una pequeña niña, a la que deben alimentar con biberón y cambiar el pañal.
La ficción se separa de la realidad cuando ambos se dirigen a los visitantes para señalar que esa es su vida diaria.
Ambos se enamoraron hace unos años y viajaron de Bolivia a Argentina para casarse al amparo de las leyes de ese país, además de rentar un vientre para tener una hija y luego regresar a su lugar de origen para establecer una familia bajo sus particularidades.
Otro cubículo, adornado por completo con senos y vaginas, reconstruye el relato bíblico de la creación desde la visión lésbica y con ello busca generar empatías con el sentimiento que experimenta una mujer cuando se siente atraída sexualmente por otra.
"Es un complemento adicional", dijo una de las anfitrionas de los visitantes, que resaltó la importancia sentir el amor correspondido de otra mujer, que "hace la vida más fácil" cuando la sociedad habitualmente condena esa relación.
Sentada en un escritorio está Leoni, una transexual de 25 años, que explica su experiencia a los visitantes con amplia naturalidad, al mismo tiempo que luce su rasgos más femeninos como su cintura, la precisión de su maquillaje y una agradable voz no impostada.
"Trans no es una persona que ha nacido en un cuerpo equivocado, es alguien que tiene el poder de decidir sobre su identidad sexual", afirmó ante la mirada respetuosa de quienes escuchaban su historia.
Uno de los espacios de exhibición más llamativo es el del sadomasoquismo y el "bondage", y en él están una transexual, un gay y una mujer, los tres vestidos de negro, con ropa ajustada y máscaras, al mismo tiempo que enseñan algunos cilicios.
A la vez que explican las características de ese tabú, rompen el hielo con los interlocutores mostrando una serie de juguetes sexuales de distinta textura y tamaño
El circuito se complementa con una exhibición de un transformista que enfatiza que su identidad es más artística y representativa que una orientación sexual en concreto, mientras que en el habitáculo de la sexualidad en la senectud se pide que sea reconocida.
Todas las temáticas están articuladas en torno a una escenografía medieval, en cuyo centro está un maniquí en representación de una mujer condenada a morir en la hoguera y otro evoca a un hombre en la horca, simbología del origen de los tabúes.
Con información de EFE.