Peruana viajó a Tailandia y le dieron 48 horas de vida, fue uno de los detonantes para elegir ayudar
Únete al canal de Whatsapp de WapaUn día del 2013, un doctor le dijo a Vanessa Vásquez que le quedaban 48 horas de vida. Tenía 33 años y estaba en Tailandia de vacaciones. De la nada, se desmayó y apareció en un hospital. Aquí empieza la historia de esta peruana que realiza una cadena solidaria admirable para los niños del Perú.
El diagnóstico que le dieron no era nada alentador: septicemia, una enfermedad que sobrecarga el sistema inmunológico y que mata a 8 millones de personas al año. Los familiares de Vanessa sintieron que era el final para ella.
“Médicamente, estaba muy mal. Pero le dije al doctor que no me iba a morir”, recuerda nostálgica Vanessa. Y fue así, sobrevivió, luego de 12 largos días de internamiento, y pudo volver a Lima, donde su historia de vida cambia por completo.
Hace cuatro años es fundadora de Juguete Pendiente, una asociación sin fines de lucro dedicada a la gestión de proyectos solidarios para niños y adultos. “Ese viaje cambió mi mundo. Me desperté y era otra persona”, dice con la convicción de que “volvió a nacer”.
Vanessa renació. Y de la muerte, surgió un “nuevo libro” en su mundo, dedicado a salvar vidas. En el 2020, Juguete Pendiente ha llegado a 20 mil personas a través de 1500 voluntarios que siguen su ejemplo. “Me despierto sabiendo que alguien está recibiendo algo en alguna parte”, subraya.
Voluntaria ejemplar
Cada martes, Vanessa llega a la sede del Hospital del Niño en San Borja. A medida que avanza por los pabellones, doctores y empleados la saludan con cariño. Pero son los niños quienes, al reconocerla, estiran los brazos y buscan conversar sobre cualquier cosa con ella.
La ONG Juguete Pendiente tiene un convenio para realizar labor social con este centro de salud. Su más reciente trabajo ha sido contactar a 13 artistas para que pinten las paredes y pasadizos del nosocomio con coloridos murales.
Juguete Pendiente también ha hecho voluntariado en el INEN y otros albergues de la ciudad. Además, cuenta con otras plataformas con las que busca implementar ludotecas y bibliotecas en colegios.
“Me ha tocado ver morir a gente cercana, niños y adultos”, se lamenta Vanessa. “Me falta aprender a sentir la muerte como algo más natural”, expresa. Sin embargo, son muchas más las personas a quienes ha salvado la vida. “El poder decir he ayudado a tanta gente y transmitir esperanza es una sensación única”, sostiene.
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Hace un año, nació Hogar Pendiente, un espacio, inicialmente temporal, para albergar a niños y niñas de distintas regiones del país que vienen a Lima en busca de tratamiento médico. Gracias al esfuerzo de amigos y aliados, logramos atender a decenas de familias, brindándoles hospedaje, alimentación, terapias y otros servicios en un ambiente cálido.
Con el fin de seguir apoyando a los niñas, niños y adolescentes de distintas regiones del país que vienen a Lima en busca de tratamiento médico, este año se realizará la segunda edición de la colecta Juguete Pendiente, que inició el 5 julio del 2021 y será hasta el 31 de este mes. Para ayudar, pueden ingresar a www.juguetependiente.org donde encontrarán los diferentes números de cuentas bancarias y a través de Instagram @juguetependiente @hogarpendiente.
“En Hogar Pendiente buscamos acoger a las personas de manera humanitaria. Uno no puede liderar un albergue como quiera, debe considerar que brindar un hogar es también hacer sentir a las personas en casa, en familia. Yo siempre le digo al equipo que cuando nosotros impactemos en la vida de alguien, estás personas tienen que ser realmente felices, sea lo que sea lo que le demos. Desde la muñeca hasta la casa, desde el programa de educación hasta un programa de salud. Todo tiene que sentirse no como que se lo merezcan o que lo necesiten, sino que es algo que tú le das desde el corazón y desde la compasión positiva.”, comenta Vanessa.