Solemos ser muy cuidadosas con la piel de nuestro rostro y escote, pero tendemos a olvidarnos de otras zonas que también sufren mucho, como son los talones y que pueden llegar a secarse tanto que incluso se agrieten.
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Los factores pueden ser muchos: muchas horas de pie, caminar por suelos muy duros, que nuestra piel sea seca, la falta de algunas vitaminas o minerales o el sobrepeso.
Solo necesitas dos cucharadas de miel, cuatro de zumo de naranja, la piel de ésta y medio vaso de avena. Mete todos los ingredientes en la batidora hasta que consigas una textura uniforme.
Humedece los pies, aplica la mezcla y envuélvelos en una toalla que previamente habrás calentado. Deja actuar durante unos 15 ó 20 minutos y a continuación lava los pies con agua templada y jabón suave.
Finalmente aplica una crema hidratante y listo.
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