Mariella Huamán (22) vive un verdadero martirio. No solo llevará de por vida el peso de perder a su pequeña hija de 4 años, sino que también debe soportar la desidia de una sociedad llena de prejuicios, doble moral y machismo.
Si bien es cierto, la joven mamá había dejado encargada a sus pequeñas con su prima de 9 años para irse con su tía a una fiesta en la misma zona donde ocurrió el crimen, en Payet, Independencia, sin embargo, no se desentendió de sus responsabilidades del todo.
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Durante la madrugada del domingo primero de marzo, regresó a su vivienda para cerciorarse de que sus niñas estaban bien y descansando. Tras ello, regresó a la celebración. Fue entonces, en horas de la mañana, que las menores salieron a buscarla. Pero, lamentablemente, en el camino se toparon con quien habría cometido el delito: un adolescente de 15 años.
Pese a que las cámaras de seguridad muestran como este sujeto carga a la víctima antes de acabar con su vida, miles de peruanos se han encarnizado en responsabilizar a la madre a tal punto de que trataron de golpearla cuando salía del velorio de su hija, sin pensar el calvario que debe estar atravesando esta.
Para María Emma Manarelli, profesora de la maestría de Género y Desarrollo de la Universidad de San Marcos, este hecho es un feminicidio que revela un problema de fondo: el derecho de las mujeres por decidir si quieren o no ser madres.
“Quisiera saber si una mujer como Mariella pudo decirle a su compañero que se cuide, que sí quiere estar con esa persona, pero no quiere embarazarte. Me pregunto si esta joven deseó alguna vez ser madre o si no le quedó otro que continuar con su embarazo. El otro punto es cómo es que la voluntad y el deseo de las mujeres pone en cuestión tantas formas de ser y qué posib Más de la mitad de embarazos son no deseados, según Manarelli.
En ese sentido, afirma que en una relación heterosexual las mujeres no eligen y, en caso tengan la opción de hacerlo, el hecho de que vivan en un contexto de constante maltrato (acoso, tocamientos indebidos, violencia) les causa miedo y, este a su vez, una imposibilidad para conocer si quieren ser madres.
“Las mujeres no tienen por qué ser madres. Es un concepto arcaico afirmar que es la naturaleza de las mujeres ser madres. Además, en este país las mujeres estamos criando solas. La deserción paterna es alta. (...) La desigualdad entre hombres y mujeres hace que estas no tengan el poder suficiente para exigirles que se protejan”, agregó.ilidades tenemos de tomar nuestra vida en nuestras manos”, opinó.