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“No tenemos nada para comer”: la llamada desesperada de un niño a la Policía

Madre se quedó sin trabajo y cuenta que, cuando intentó pedir ayuda, la gente la trató mal. Únete al canal de Whatsapp de Wapa

    “No tenemos nada para comer”: la llamada desesperada de un niño a la Policía
    “No tenemos nada para comer”: el llamado desesperado de un niño a la Policía | Creación Wapa | Difusión

    Un niño de 11 años llamó a la Policía para implorar por alimentos para su familia. Cuando las autoridades llegaron a la vivienda, se quedaron sorprendidos de lo que encontraron.

    El pequeño se llama Miguel Barros, de Santa Luzia (Belo Horizonte, Brasil) y su historia conmovió a todos en las redes sociales.

    La llamada de desesperación

    La desesperación fue tal que el niño usó el teléfono para comunicarse con Emergencias. “Señor policía…”, empezó diciendo Miguel Barros esperando que la amabilidad lo ayude a calar en el corazón del agente.

    “Llamo porque no hay nada para comer en mi casa”, reveló el pequeño, y es que a lo largo de tres días, su madre solo había podido ofrecer harina de maíz y agua, tanto a él como a sus 5 hermanos.

    El operador a cargo de recibir la llamada creyó que era un caso de negligencia o violencia, pero la realidad los avasalló: la familia de Miguel pasaba hambre.

    Madre de Miguel cuenta pesadilla

    Cecilia es la madre, de 46 años, de los infantes, que debe cuidar en soledad y en tristeza porque tampoco consigue trabajo.

    Durante la inspección policial, los efectivos constataron que las vitrinas estaban vacías, por lo que fueron al supermercado para comprar alimentos y llenar las alacenas.

    Así fue que la llamada de Miguel tocó el corazón de los policías y del público, que a través de las redes sociales se enteró de este hecho, convirtiéndolo en viral.

    La ayuda llegó de muchas partes

    El teniente Nilmar Moreira dijo al medio G1 que “La emoción fue tanta que se buscó ayudar a la familia”.

    Increíblemente, las donaciones de alimentos y dinero tocaron a la puerta de la familia Barros, desbordando las vitrinas de la cocina. Con ello, tendrán comida para varias semanas, mientras la madre consiga un empleo.

    "Llegó mucha comida diferente, alguna ni siquiera sé qué es", dijo Miguel, sonriente.

    En diálogo con AFP, Celia detalló que tuvo trabajos ocasionales hasta la cuarentena causada por la pandemia. “Sufrimos mucho, el hambre duele”, mencionó.

    Y es que Celia no es ninguna iletrada, todo lo contrario, era requerida porque hacía un trabajo destacable como oficial de seguridad civil.

    Sin embargo, con la llegada de la COVID-19, la familia tuvo que sobrevivir con programas sociales, a fin de alimentar a sus hijos que tienen entre 9 meses y 17 años.

    "Llegas al punto en que no puedes ni levantarte"

    "Llegas al punto en que no puedes ni levantarte. Miguel me vio desesperada y llorando, y decidió hacer lo que hizo. Y gracias a Dios ahí cambió todo", sostuvo.

    Celia vivió la pesadilla por varios meses, porque cuando trató de pedir ayuda, la cara de la gente cambiaba. “Ellos piensan que uno es flojo, que no quieres trabajar, pero no”, agregó.

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