Aunque debemos aprender a aceptar y amar los cambios que generan el paso del tiempo en nuestro cuerpo, para muchas mujeres la pérdida de elasticidad y el ensanchamiento de la vagina las hace caer en un problema de salud mental.
Y es que el machismo y la sexualización en la mujer aún permanece vigente en la sociedad y repercute en el bienestar emocional de muchas de ellas, haciéndolas perder su autoestima y su confianza a la hora de tener relaciones sexuales.
Es importante comenzar por decir que tener la vagina ancha no está relacionado con la cantidad de relaciones sexuales tenidas. Las razones son muy variadas. Por ejemplo, una vagina puede no volver a la normalidad tras un embarazo o por un parto. Si se tienen embarazos o partos muy seguidos, la vagina no se recupera al 100%.
El hecho de no poder recibir placer vaginal produce estrés y eso es algo que juega en contra de cualquier mujer.
Es necesario resaltar que, los expertos aseguran que el placer no está definido por el tamaño del pene sino en su firmeza y tonificación, así como en los movimientos que se realicen con él. Asimismo, con una vagina más estrecha se estimula más el pene y la mujer puede experimentar más placer en la penetración.
Una de las formas más recomendadas para tonificar y estrechar la vagina, sin recurrir a cirugías como la vaginoplastia, es con los conocidos ejercicios de Kegel. Son ejercicios de contracción y relajación y hay que hacer varias repeticiones.
Estos ejercicios pueden ser realizados en la comodidad de nuestro hogar, pero si queremos podemos hacerlos en cualquier lugar. Nadie se dará cuenta de que los estamos realizando. Para practicar estos ejercicios es necesario notar los músculos del suelo pélvico. Son los que permiten cortar el flujo de orina cuando se está orinando, por ejemplo. Para ejercitar esta zona, hay que apretarlos durante unos 10 segundos y relajarlos durante otros 10 segundos. Es importante ir haciendo repeticiones, alterando el tiempo de presión y de relax.