En los talleres de educación sexual para mujeres que realizo desde hace cuatro años hay ciertas preguntas que se repiten todo el tiempo y una de ellas es: ¿cuál es la diferencia entre vulva y vagina?
Desde niñas es común que sólo escuchemos la palabra vagina cuando se hace referencia a nuestros órganos sexuales, pero lo cierto es que la mayoría de veces cuando decimos vagina en realidad estamos hablando de la vulva.
De igual forma que nombrar correctamente las partes de nuestro cuerpo como tronco, cabeza y extremidades es una de las cosas más importantes que aprendemos desde pequeñas, es necesario también que sepamos cuál es la diferencia que existe entre estas dos partes de nuestra anatomía sexual: la vulva y la vagina.
La manera más sencilla de entender la diferencia entre vulva y vagina es que la primera forma parte de la anatomía sexual femenina externa y la segunda forma parte de la anatomía sexual femenina interna.
La vulva es lo que puedes observar con tan sólo abrir tus piernas y colocar un espejo frente a ella. Al observarla encontrarás los siguientes órganos sexuales en este orden: el monte de Venus (ese montículo carnoso cubierto de vello púbico desde la pubertad), los labios vaginales mayores y menores (pliegues de piel alrededor de la abertura vaginal), el clítoris (su parte externa está compuesta por el glande y el capuchón que cubre a éste), el orificio uretral (por donde se orina) y la abertura vaginal (la puerta de entrada a la vagina).
A diferencia de la vulva, la vagina es un órgano complicado de observar a simple vista, para verla es necesario contar con un espéculo, instrumento médico que se emplea en las consultas ginecológicas y que, al dilatar la abertura vaginal, permite mirar hacia dentro.
Ahora que ya sabes lo que es la vulva, podrás entender mejor qué es la vagina. La vagina es un conducto tubular elástico y muscular que conecta la vulva con el cuello uterino o cérvix (órgano muscular con un orificio pequeño a través del cual se expulsa la sangre menstrual) y el útero (órgano muscular en el que se desarrolla el feto durante el embarazo.
Esta duda tan común en mujeres de todas las edades acerca de la diferencia entre vulva y vagina demuestra un problema muy grave: la ignorancia que muchas tienen en torno a su propio cuerpo. Lamentablemente, debido a la sociedad en la que vivimos, caracterizada por una cultura sexista y una educación conservadora, las mujeres no podemos acceder a un conocimiento confiable sobre nuestra sexualidad que nos ayude a disfrutar una vida sexual responsable, plena y consciente.
La confusión entre vulva y vagina puede explicarse por la manera cómo la sexualidad femenina ha sido enfocada por la medicina desde un punto de vista relacionado únicamente con la reproducción, dejando de lado uno de los aspectos más esenciales del sexo: el placer.
Debido al rol de madre con el que se ha asociado históricamente a las mujeres en relación con el sexo, para hacer referencia a nuestros genitales ha predominado el uso de la palabra vagina, órgano ligado al parto y a la menstruación y se ha mantenido en el silencio la palabra vulva, conjunto de órganos sexuales ligados al placer sexual.
Gracias a la presencia de la parte externa del clítoris —órgano sexual cuyo glande cubierto de un capuchón se encuentra ubicado en la parte superior de la vulva, donde se unen los labios vaginales menores— es posible el goce sexual femenino pues la única función del clítoris es hacerte sentir placer.
Como bien sabes todo aprendizaje está compuesto por una parte práctica y otra parte teórica. Por eso ahora que ya sabes qué es la vulva y qué es la vagina y puedes diferenciarlas correctamente, si deseas puedes intentar explorarlas de manera visual y táctil.
En el caso de la vulva, te recomiendo coger un espejo y colocarlo frente a ella. Luego identifica cada una de las partes que la componen: el monte de Venus, los labios vaginales mayores y menores, la parte externa del clítoris, el orificio uretral y la abertura vaginal.
Una buena manera de guiarte en este ejercicio de autoconocimiento corporal es buscar una imagen que te pueda servir de referencia como una ilustración en la que se indiquen las partes de la vulva.
Si tienes curiosidad por explorar cómo es la vagina puedes introducir tus dedos (con las uñas recortadas) a través de la abertura vaginal y tocar sus paredes húmedas y elásticas, así notarás que no se trata de un simple agujero sino de un órgano cuya musculatura reacciona y se adapta a cada movimiento que realizas dentro de él.
Por otro lado, si lo que deseas es observar la vagina, el ejercicio resulta menos sencillo debido a que para explorarla visualmente es necesario el uso no sólo de un espejo sino también de un espéculo. Pero no te desanimes porque no necesitas comprar este instrumento médico de acero, también puedes conseguir uno desechable de plástico en algún establecimiento donde vendan materiales médicos.
Una vez con el espejo y el espéculo en la mano, puedes acostarte en la cama con las rodillas dobladas y los pies separados. Coloca el espejo frente a la vulva y lubrica el espéculo, si crees que es necesario, antes de introducirlo suavemente a través de la abertura vaginal.
De igual manera que con la vulva, puedes emplear una ilustración en la que se indique las partes de la vagina que estás viendo: la vagina propiamente dicha y el cuello uterino o cérvix.
Recuerda que tocar y mirar tu vulva y tu vagina es parte importante de conocerte a ti misma y de dejar atrás el miedo a explorar tu cuerpo y a descubrir tu sexualidad.
Sandra Campó es escritora y educadora sexual. Autora del libro HOY TENGO GANAS DE MÍ: 7 historias de masturbación femenina y creadora del blog SASÁ. Desde 2015 realiza talleres de educación sexual para mujeres en diversos espacios de Lima. Síguela en FACEBOOK e INSTAGRAM: @elblogdesasa