Desde penes enormes hasta mujeres insaciables que solo desean cumplir las fantasías sexuales de su compañera son parte de la trama de la mayoría de películas porno. Pero no es necesario ser un gran experto en sexualidad para conocer que la pornografía tiene una visión muy absurda del erotismo, la intimidad y las relaciones sexuales.
Sin embargo, son miles los adolescentes que inician su vida sexual viendo este tipo de material sexual y que crecen pensando que aquellas imágenes exageradas son parecidas a la vida real. Luego quieren replicar esas mismas conductas con sus parejas y al no poder lograrlo entran en frustración.
Aunque no todo el porno está perdido, existen algunas enseñanzas de esta multimillonaria industria que puedes tomar en cuenta para tu propia vida sexual.
El guion es de lo menos en el porno. Con que haya un par de actores que con las justas se saluden desencadena dos horas de sexo salvaje. Obviamente, en la vida real las cosas son diferentes. Pero hay algo que se puede aprender de la pornografía: cualquier lugar es bueno para un momento erótico. Basta con la espontaneidad, imaginación y complicidad que tienes con tu pareja para atreverte a aventurarte a estos encuentros ardientes.
Las expresiones máximas de placer, el sonido intenso de la cama y los gemidos a todo volumen pueden verse excesivos pero te hacen recordar una máxima del sexo: disfrutar como todo al máximo. Relájate y déjate llevar, así que no lo pienses mucho.
Sorpréndelo con mensajes eróticos. Estimúlale el órgano sexual por excelencia, el cerebro. Mandar textos eróticos ayudan a crear la imagen de lo que deseas hacer en le intimidad con él. Arriésgate a explotar el erotismo en tu relación.
Muchas parejas creen que la pose del misionero es la única con la que podrán llegar a un orgasmo. Pero existen distintas posturas, velocidades y ritmos que da llevarán a un máximo placer. Gracias a las películas porno podrán conocer más de una.