Pese a que desde pequeñas nos enseñan a dormir solas, llega un momento de nuestra vida madura que sentimos la necesidad de buscar a un compañero para compartir el espacio tan sagrado en nuestro hogar: la cama.
No importa lo bien que estén cosas para nosotras, tampoco importa éxito profesional, laboral y monetario en el que nos encontremos, cuando llega la hora de volver a casa e ir a la cama, la soledad se asoma como con un duro golpe recordando la sensación de desprotección y miedo que se puede llegar a sentir al tener un espacio vacío a tu lado.
Esta mezcla de sentimientos se origina porque la cama es considerado como un lugar sagrado que se comparte con alguien más, y no en un sentido sexual, sino con la finalidad de sentirnos protegidas, amadas y acompañadas.
Si todos estos pensamientos atraviesan por tu mente al finalizar el día puedes estar atravesando el fenómeno conocido como Síndrome de la cama vacía. Tal vez suena ridículo para muchas personas, pero está comprobado que las mujeres, al llegar los 30 y 40 años de edad, sienten la necesidad de formar una familia.
Sin embargo, mujer, la culpa de pensar de esa manera la tienen las películas donde pintan el amor como un cuento de hadas.
Lo mejor en esos momentos es que aprendas a aprovechar tu libertad, conectarte más contigo misma, que cada segundo invertido pienses en tus éxitos y lo poderosa que puedes llegar a ser sin la necesidad de tener a alguien a tu lado. Lo más importante es no dejarse llevar por el qué dirán.