5 poses sexuales que debes practicar, si sufres dolor de espalda
Estas cinco poses sexuales son muy útiles para aquellas personas que sufren de dolores de espalda. ¡Totalmente aseguradas!
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Un estudio realizado por la Universidad de Waterloo, en Canadá, determino que la actividad sexual de una persona puede influir mucho en su salud. Específicamente halló, mediante sistemas de captura de movimientos infrarrojos y electromagnéticos, que cinco posturas sexuales ayudan a evitar los dolores de columna y espalda.
"Muchas parejas preguntan con frecuencia cuál es la mejor manera de prevenir el dolor de espalda durante y después del sexo, pero hasta ahora no disponían de una guía con recomendaciones que tuvieran una base científica", comentó Stuart McGill.
Los investigadores estudiaron diversas posiciones y llegaron a la conclusión que estas cinco funcionan de maravilla. Acá te las contamos:
CUCHARITA:
La pareja debe acostarse de lado sobre la cama o alguna superficie plana. La mujer apoya el derrier contra las pelvis de él. Con esta postura las manos quedan libres para las caricias. Esa es la más recomendada para aquellos que sufren de dolores en la espalda y para las mujeres gestantes.
REVERSA
En esta posición, uno de ellos se coloca de espaldas al otro y se arrodilla en alguna superficie plana. Con la postura en reversa se genera una mejor compenetración de la pareja y pueden poner a volar su imaginación.
MISIONERO
En esta posición sexual, la mujer se recuesta boca arriba, estira las piernas y coloca sus brazos sobre su cabeza. Su pareja debe de tumbarse sobre ella. Como adicional, la mujer puede contraer los músculos y juntar las piernas en la cama.
SENTADOS
Acá te recomendamos usar una silla, donde el hombre estará sentado sobre ella. La mujer debe ponerse encima y realizar los movimientos. Acá es la fémina la que lleva el ritmo de la relación, mientras que el hombre puede acompañar el acto de caricias.
PERRITO
Esta pose ayuda a liberar la tensión acumulada en el área de la columna vertebral. La mujer debe apoyar todo su peso sobre sus codos y rodillas, mientras el hombre guía el ritmo del acto.