Reducir el consumo de alcohol es importante en la pérdida de peso porque en términos nutritivos, el alcohol contiene calorías vacías. Las bebidas alcohólicas tales como cerveza, vino o licores tienen poco o ningún valor nutritivo aunque tengan muchas calorías. Las bebidas de alto contenido alcohólico tienen etanol, el cual es un carbohidrato simple que es fácilmente procesado y almacenado como grasa en el cuerpo. La mayoría de las bebidas alcohólicas prácticamente no contienen nutrientes.
Dado que el alcohol contiene muchas calorías; generalmente más de 40 en 100 ml de cerveza, 150 en una cerveza pequeña, y alrededor de 120 en una copa de vino de 175 ml; resulta fácil que las calorías consumidas superen la cantidad de las quemadas. El exceso de calorías en el alcohol se almacena fácilmente en el cuerpo como grasa o acetato. De acuerdo con el famoso entrenador Christian Finn, el acetato se quema antes que la grasa, lo cual significa que es más difícil quemar la grasa.
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El alcohol causa otros efectos indirectos sobre tu peso. Cuando bebes, tiendes a perder las inhibiciones y el autocontrol, así como también, puede aumentar tu apetito. Después de tomar unos tragos, tienes más probabilidades de salirte de tu dieta. Y si no estás a dieta, es posible que termines comiendo más de lo que habías planeado, o que consumas comidas poco saludables.
El consumo de alcohol no es necesariamente dañino. Es posible consumir una cantidad moderada ocasionalmente sin aumentar el tamaño de tu panza por tomar cerveza, a pesar de que la nutricionista Ian Marber aconseja no beber alcohol más de 2 o 3 veces a la semana. Sin embargo, no consumir alcohol elimina ambas fuentes de calorías en tu dieta, directas e indirectas, lo cual significa una diferencia entre perder o aumentar tu peso.
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