El consumo de alcohol es un producto de genera graves daños a la salud y en el caso de la adolescencia tiene mucho más riesgo, independientemente de la cantidad o la frecuencia con que se haga.
Asimismo, lo más preocupante de todo es que el consumo de esta droga legal se ha normalizado, por ejemplo, los jóvenes y adolescentes durante los fines de semana caen en el consumo intenso y excesivo de alcohol no solo provocando daños irreparables en su organismo si no siendo potencialmente peligrosos para las personas que los rodean.
Ante ello, Ismelda Rodríguez, psicóloga de Cedro, recomienda evitar el consumo excesivo de alcohol debido a que esta sustancia es un depresor del Sistema Nervioso Central que bloquea los centros del cerebro que están relacionados con la censura, el autocontrol, los reflejos y el razonamiento.
Ello, a la vez, está relacionado con la inhibición de las funciones vitales del cerebro, generando en el consumidor una falsa seguridad de sí mismo, por lo tanto, la persona que excede su consumo podría dañar a los demás o dañarse así mismo.
La psicóloga de Cedro recordó que se han visto muchos casos de consumo excesivo de alcohol durante este verano, por ello la especialista recomendó a los padres de hijos adolescentes supervisarlos, y hacerse las siguientes preguntas: ¿Con quién?, ¿dónde? Y ¿cómo celebra sus fines de semana ?, así evitaremos accidentes, agresiones, riñas y muertes.
La especialista además exhortó a las personas con problemas cardiacos, presión alta, o que llevan tratamiento farmacológico evitar el consumo de alcohol, esto podría llevarlos a una muerte súbita.
Por otro lado, Milton Rojas, psicólogo de Cedro, indica que existen estudios que confirman que estos patrones de consumo (por ejemplo, embriagarse frecuentemente los fines de semana) reduce la memoria.
Para el especialista el abuso de alcohol en este periodo de la adolescencia es altamente riesgoso porque en esta etapa los lóbulos frontales se remodelan de forma importante y es donde se inicia la consolidación de funciones elementales, como el autocontrol, planificación, toma de decisiones, control de los impulsos, la memoria y el lenguaje.
Este período, además, consolida socialmente al jóven: se incorpora a grupos o los genera; mayoritariamente buscan la autonomía, tienden a la rebeldia y suelen ir contra lo establecido.
Por tanto, se trata de un momento de curiosidad, de experimentación, de pruebas, de inicios en el consumo y de involucramiento en los grupos de iguales.
Finalmente, las recomendaciones estarían orientadas a establecer campañas preventivas homogéneas y focalizadas en el alcohol, acciones sociocomunitarias y educativas destacando el papel de la familia, así como alentar la participación de los diversos agentes sociales, acciones que deben buscar incrementar la percepción de riesgo y postergar la edad de iniciación del consumo.
Cabe mencionar que, en el Perú se estima que entre medio y un millón de personas pueden tener problemas de alcoholismo. La prevalencia de vida es de casi 80%, es decir aproximadamente más de 11 millones de personas han consumido alcohol alguna vez en su vida.