Es necesario que tanto tu como tu pareja se comuniquen mutuamente sus necesidades sexuales para vivir una vida sexual más satisfactoria. Hablar de sexo los ayudará a poder cambiar esas cosas que no les gustan tanto, se sentirán más comprometidos y lograrán mayor intimidad y conexión emocional.
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Sin embargo, aun siendo conscientes de ello, nos cuesta muchísimo conversar con nuestras parejas sobre sexo. Sucede que es un acto en el que quedamos expuestos, vulnerables, le tememos a la respuesta del otro, nos da terror herir profundamente a nuestra pareja y, a veces, en nuestra cabeza aparece esa extraña idea de que “si no se dice, no sucede”. ¡Grave error! Hablar las cosas sólo puede ayudar a que todo mejore, pero pasemos a las desventajas de no hacerlo para que tomes consciencia de cuán seria que puede tornarse la situación:
Cuando finalmente te animas a mirar los fantasmas a la cara tienes más chances de que desaparezcan. Claro que no será así como por arte de magia. Tendrás que enfrentarlos para que dejen de intimidarte.
Como sientes que no te comprende porque no cambia eso que tu deseas que cambie, empiezas a aislarte de tu pareja. Pero, ¿cómo quieres que te entienda si no sabe o no se da cuenta de qué es lo que para ti no está funcionando? ¡Tu pareja no es adivina!
“No me hace sexo oral. ¿Será que le da asco? ¿No le gusto lo suficiente?” En realidad, no te lo hace porque no se imagina que tú lo deseas tanto. No asumas una cosa por otra.
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Tras la pelea, nos vamos alejando afectivamente cada vez más, y cada vez nos cuesta más volver a encontrarnos. Eso resentirá también nuestra conexión sexual.
Es casi imposible desear a una pareja que nos causa dolor, rabia y rencores, ¿verdad?