Cuando terminamos una relación de pareja a veces lo único que queda es aceptar la realidad de que todo llegó a su fin y que es el inicio de algo que parece no tener rumbo. Nos damos cuenta de los errores y aciertos que cometimos, quisiéramos corregir las cosas que salieron mal, pero ya no hay marcha atrás.
Por más que nos cueste tenemos que decir adiós y dejar de atormentarnos con lo que debimos o no hacer para que esa relación funcionara. Es momento de olvidar, reconstruir nuestro corazón y seguir adelante. ¿Cómo lograrlo? No es un proceso fácil, pero estos pasos te ayudarán curar heridas más rápido y a enfocarte en ti.
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No hay nada de malo en aceptar que amaste pero algo falló; pero no te hagas ilusiones de una reconciliación. Solo el tiempo dirá que sucederá más adelante, por ahora lo que importa es que estés bien contigo misma.
Llorar no es malo, sino todo lo contrario. Expresar tus sentimientos de rabia, tristeza es lo más normal. Después de esa catarsis emocional te será más sencillo superar la ruptura.
Lo ideal es contárselo a una persona de confianza o escribir todo lo que sientes en ese momento; es la mejor terapia. Desahogarte es el primer paso para empezar a sanar las heridas.
Deja de ver sus fotos o recordarlo en todo lo que haces. Tampoco lo busques, eso solo te hará más daño. Mantén todo recuerdo de él lo más lejos posible.
El hecho de terminar con una relación no significa que es momento de tener una nueva conquista amorosa. Lo importante eres tú y tu bienestar. Saca lo mejor de ti y acepta nuevos retos.
Disfruta tu soltería de la manera que más te guste. Sal con amigos, lee o viaja. Coleccionarás mejores momentos que los que viviste con tu ex pareja.
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De acuerdo al estudio publicado en 2010 en la revista Pyschologycal Science, se descubrió que las personas no son capaces de decir qué causa problemas con su pareja. Los expertos concluyeron que si se identifica cualidades positivas rápidamente se tiene menor posibilidad de separarse el próximo año a comparación de aquellos que señalaban los defectos en menor tiempo.
Eso es lo más tóxico que puede suceder en una relación. Si se visten igual, hablan igual y llevan un mismo estilo de vida, es perder la propia identidad. Esto se ha demostrado y los científicos dicen que las parejas desarrollan memorias interconectadas convirtiéndose de esa manera en parte de un sistema del que dependen ambas personas. Por esa razón, al romper la relación sucede que se cuestiona los valores, los principios y se pone en duda la propia personalidad y dificultad para definirse a sí mismos.
Se recomienda analizar con calma los sentimientos después de la ruptura y afrontar la realidad de forma clara, según un estudio. Es decir, ir a la cama y quedarse todo el día allí sin ducharse y comer es la mejor manera de afrontar la relación. Este proceso ayuda a ver las cosas más claras profundizando sobre las sensaciones, miedos y sentimientos de culpa.
Si se pasa más tiempo espiando a la expareja, se experimentará sensaciones de angustia, anhelo y negatividad a comparación de aquellas personas que lo evitan, según un estudio publicado el 2012 en la revista Cyberpsychology, Behavior and Social Networking. También, se aconseja no evitar hablar con la expareja en todo momento. Se tiene que conversar con todas las personas sin excepción para evitar creer que el ex es la mejor persona del mundo.
Necesitar al ex después de la ruptura es similar a una droga. Por eso, es natural recordar a la expareja. De acuerdo a un estudio, cuando se mira fotos del ex, se activa el área ventral tegmental del cerebro, la cual se relaciona con la motivación, enamoramiento y recompensa . Además, se activas las partes que se vinculan con las gratificaciones y la adicción. Se puede apreciar lo bueno del ex, pero no necesitarlo.
Nadie se muere de amor, sino consigue otro mejor. Es científicamente comprobado que las personas se recuperan de las rupturas dos veces más rápido de lo que suelen imaginarse. El tiempo de duelo dura 10 semanas, según un estudio de 2008 publicado en el Journal of Experimental Social Psychology.