Las relaciones tóxicas son un gran problema, ¿quién no tiene un familiar o un amigo que está totalmente inmerso en una relación que ni le conviene ni le hace feliz ? ¿El problema?, que la otra persona no lo ve y no hay manera de hacérselo ver. Esto es muy frecuente y de hecho es probable que nos pase a nosotros mismos, son estas relaciones de las que al salir decirnos: ¡Menos mal que al final salí y lo he superado! Paradójicamente las relaciones tóxicas son las relaciones de las que más cuesta salir y que más enganchados nos dejan.
Así que aquí te compartimos 8 consejos para que dejes esa relación.
Hay que identificar la toxicidad para poder salir de ella; no escapar sino hacerle frente. Gracias a esa toma de conciencia como observador externo el lóbulo frontal se activa y genera calma.
Aunque parece obvio alejarse de las relaciones tóxicas, no siempre es tan sencillo. Muchas veces se trata de alguien con quien existen lazos de lealtad, trabajo o afecto de por medio. Encuentra una manera de equilibrar lo que sientes con lo que es bueno para ti. Las razones menos saludables para mantenerse son la costumbre o familiaridad con la persona.
Todos somos libres de 'cerrar la ventana' de nuestra mente al ruido del exterior. Aunque nos bombardee con mensajes letales, tenemos la capacidad de protegernos y cerrar nuestra mente a esa información.
4. Autoestima. Potenciar los recursos que cada uno tiene, realizar actividades que refuercen nuestras aptitudes y habilidades, buscar nuevos entornos más saludables donde se aprecien nuestras cualidades.
Cultivar los vínculos afectivos verdaderos y las relaciones sociales basadas en valores. Fomentar la interdependencia y una buena red de amistades.
Abandonar la autointoxicación, ese diálogo interior que repite una y otra vez los mismos mensajes negativos sin ofrecer nunca una salida.
Hacer cosas por los demás o implicarse en proyectos solidarios es una buena forma para salir de uno mismo y nuestra propia 'desgracia'. Además, ayudar a otras personas que sufren es bueno para relativizar.
En ocasiones, sobre todo cuando las consecuencias afectan a la salud, hay que abandonar las situaciones contaminantes. Pero no lo tomes como una derrota. A veces, para sobrevivir en un entorno tóxico, hay que convertirse en un ser tóxico. Y ese es un precio demasiado alto. Hay momentos en que una retirada a tiempo es una victoria.
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