Empieza el año y, como muchas personas, inicio con mucho optimismo este 2020. Las buenas noticias son varias. La primera es que regreso a Cuba a retomar mi último semestre de estudios junto a mi hermana de dieciséis años.
Mi hermana y yo nos llevamos doce años. Cuando era bebé, era mi pequeña muñeca de carne y hueso. Mi mamá me daba permiso de bañarla y sacarle chanchitos. Mientras fue creciendo, me di cuenta de que podía influir en sus capacidades y desde ahí he procurado ser un buen ejemplo. Pero la niña me salió más capa de lo que pensé, y yo… no soy tan buen ejemplo.
Es una alegría muy grande poder mostrarle a mi hermana este país tan ajeno a nosotras, y a la vez tan grato y amable. Pero, además, es un placer que conozca mi casita en Cuba, mi escuela y su historia.
Todas las personas con un niño, niña o adolescente cerca, pronto descubrirán que pueden ser un agente positivo en sus vidas y es importante tomar esta influencia con mucha responsabilidad. Además, está el hecho de que cada persona, independientemente de la edad que tenga, trae consigo sus propios intereses y habilidades; y es difícil – al menos para mí- alinearme con esos otros intereses y ser lo suficientemente neutral como para no ir en contra de estos.
Mi hermana ha sido siempre una gran viajera. Mis padres la han acostumbrado a viajar desde niña. Sus aventuras en carro por Oxapampa o Huaraz la han convertido en una persona que sabe adaptarse y disfrutar de los imprevistos que aparezcan. ¡Siempre se las arregla para estar bien y no renegar!
Nuestro viaje empieza desde el momento en que se hacen las maletas. Su entusiasmo se esconde entre sus ojos y su leve sonrisa. Es muy especial con la comida (no le gusta la comida en general) así que compramos todo lo necesario para que esté tranquila.
Haremos juntas esa maleta y espero que su visita a mi nueva casa sea una gran experiencia para ella. Mis planes en Cuba incluyen: llevarla a museos, hablarle de la Revolución Cubana, montar bicicleta hacia la laguna de Maurín, ir a la playa, ojalá pescar, cocinar juntas y, cuando yo empiece clases, mostrarle cada proceso que existe tras un producto audiovisual (una película, una serie, un programa de Tv., etc); a ver si algo de esto le llama la atención o no. Pronto acabará su etapa escolar y anda pensando en qué carrera seguir.
Estoy agradecida con la vida de poder mostrarle más posibilidades y es algo que me encantaría poder replicar en más niñas y niños. Ojalá algún día pronto, tenga esa posibilidad.