Existe una técnica infalible para secar el pelo sin dañarlo. En esta nota te contamos cuál es el secreto.
Durante mucho tiempo, la toalla fue la aliada principal para secar el cabello después de la ducha. Desde envolver el pelo en un turbante hasta frotar el cuero cabelludo, se creía que estas técnicas eran efectivas para acelerar el secado. Sin embargo, con el tiempo se descubrió que estos métodos no solo eran ineficaces, sino que también dañaban las fibras capilares, debilitándolas y favoreciendo la caída del cabello. La acción de frotar o envolver el pelo en una toalla húmeda ejerce una presión innecesaria sobre el cabello, lo que contribuye a su quiebre y a la aparición de encrespamiento.
A pesar de que las toallas de algodón fueron en su momento muy populares, hoy se sabe que no son las mejores para secar el cabello. Las fibras de algodón pueden introducirse en la cutícula capilar, lo que debilita el cabello cuando está mojado y lo hace más propenso a la rotura. Para evitar estos problemas, es recomendable buscar alternativas más suaves, como toallas de microfibra o utilizar un secado con técnicas menos invasivas, que protejan la salud y la calidad del cabello.
La manera correcta de secar el cabello pasa por utilizar las herramientas adecuadas. Los expertos coinciden en que las toallas de microfibra son la opción ideal, ya que, gracias a su material, son mucho más delicadas con la cutícula capilar. A diferencia de las toallas convencionales, las de microfibra tienen una mayor capacidad de absorción, lo que permite eliminar el exceso de agua sin necesidad de frotar enérgicamente. Esto no solo minimiza el riesgo de daño, sino que también ayuda a conservar la estructura natural del cabello, dejándolo más suave y menos propenso a la rotura.
Un secado correcto comienza desde el momento en que sales de la ducha. Lo primero es evitar frotar el cabello con la toalla, ya que esto puede generar fricción y dañar la cutícula del cabello, lo que resulta en un encrespado indeseado. En lugar de eso, debes aplicar una toalla de microfibra para envolver el cabello y dejar que absorba el exceso de agua durante unos minutos. De esta manera, tu cabello no se verá sobreexpuesto a la humedad y el riesgo de daños se reduce considerablemente. También es importante evitar el uso excesivo de calor en la fase inicial del secado, ya que el cabello mojado es más susceptible a la rotura.
Una vez que tu cabello ha absorbido la mayor parte del agua, es hora de secarlo con un secador. Aquí, lo mejor es utilizar el secador a una temperatura media y mantenerlo a una distancia de unos 15-20 cm del cabello para evitar el daño por calor directo. Durante el proceso, es clave secar el cabello de manera suave y en secciones, de raíz a puntas, para mantener la estructura del cabello intacta. Si deseas un acabado más liso, puedes utilizar un peine o un cepillo mientras lo secas, pero sin tirar de las hebras. Finalmente, para dar un toque de brillo y suavidad, puedes aplicar un producto protector de calor antes de iniciar el secado.