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20 Oct 2019 | 10:51 h

Orgullosamente gordas: mujeres que se rebelan contra la gordofobia

Poco a poco son cada vez más las mujeres que se rebelan contra la gordofobia, ese rechazo social a las personas que tienen sobrepeso u obesidad.

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    A sus 28 años Adriana Seminario ha vivido diferentes episodios en los que otras personas la han hecho sentir incómoda con su cuerpo. Desde su más tierna infancia ha escuchado en casa, en el colegio y en la calle cómo la gente para referirse a ella ha usado la palabra gorda como insulto o como un defecto que tiene que corregirse lo más pronto posible.

    Algo similar le ha ocurrido a Jazmín Reyes que, a lo largo de sus 30 años, ha tenido que aprender a lidiar con los comentarios que otras personas hacen acerca de su cuerpo, sobre todo para recomendarle que baje de peso porque, según ellas, ser gorda significa ser fea, floja y desdichada.

    En una sociedad como la nuestra en la que el cuerpo de la mujer se encuentra bajo la mira y en donde todos se sienten con la potestad de opinar sobre cómo éste debería ser o cómo no debería ser, estas dos mujeres le han hecho frente a la gordofobia que viven en carne propia armadas de una poderosa autoestima.

    ¿Qué es la gordofobia?

    La gordofobia es el estigma y el rechazo social que sufren las personas cuyos cuerpos no se corresponden con los cánones de belleza que valoran un físico delgado o atlético y desdeñan una corporalidad que se caracteriza por el sobrepeso o la obesidad.

    Si bien la gordofobia afecta a hombres y mujeres, son éstas últimas las más discriminadas y Adriana Seminario lo sabe muy bien: “he sido gorda desde que nací, por eso he vivido toda mi vida sintiendo el rechazo de la gente, desde mis compañeros en el colegio que al verme decían no juegues con la gorda hasta mi mamá obligándome a hacer dietas a partir de los 12 años porque según ella nadie me iba a querer si era gorda. Mientras que en la calle hasta ahora hombres desconocidos me insultan diciéndome gorda fea o bola de sebo”.

    Esta productora de eventos musicales recuerda haberse sometido a dietas estrictas durante diez años, aunque estos regímenes —en los que su madre controlaba cada cosa que ella comía — nunca fueron efectivos por lo que subía y bajaba de peso constantemente.

    Esa preocupación por la belleza también existía en casa de Jazmín Reyes en la que sus padres y sus hermanas le aconsejaban cómo debía vestirse para disimular su gordura porque, como ella explica, “mi familia siempre me decía las personas gordas no son felices porque nadie quiere a una gorda como pareja”. Ese tipo de comentarios hicieron que la autoestima de Jazmín se viera gravemente afectada desde su niñez hasta su adultez.

    ¿Cómo combatir la gordofobia?

    Uno de los argumentos más usados por la gente gordófoba contra las personas con sobrepeso u obesidad es referirse a los peligros que los kilos de más representan en cuestiones de salud. Pero Seminario es tajante al respecto: “creo que hay muchos factores que afectan la salud, no sólo el sobrepeso o la obesidad. Es cierto que la alimentación está relacionada con la salud, pero el peso no es un indicador directo de la salud de una persona. Esa es una idea propagada por la industria de la dieta que se ha encargado de hacernos creer que si eres flaca estás saludable y nadie pone en duda eso”.

    En el caso de Adriana ella mantiene una alimentación vegetariana desde hace varios años, su menú diario está basado en verduras y cereales, así que probablemente se alimente de una manera más saludable que muchas personas delgadas. Por supuesto, ella aclara que no es vegetariana para bajar de peso sino simplemente para tener una alimentación sana.

    Mientras que Reyes, que actualmente es psicóloga y en algunas ocasiones ha atendido a personas que son víctimas de gordofobia, tiene muy claro que vincular la salud con el sobrepeso es tan sólo una excusa que oculta un rechazo, tal como explica “creo que en el trasfondo de esa opinión hay un odio hacia los cuerpos gordos, no los aceptan porque asocian ser gorda con ser fea o ser floja. Me parece que debería existir más información al respecto para que se rompa con esa idea falsa porque echarle la culpa a la gordura de los problemas de salud es algo muy irresponsable. A una persona gorda se le suele preguntar si tiene problemas de diabetes o colesterol. Pero a una persona flaca le pueden dar esas enfermedades por cuestiones genéticas y no por cuestiones relacionadas al peso y sin embargo nadie le pregunta sobre su salud”.

    Precisamente Jazmín acaba de hacerse esos exámenes y ha comprobado que no tiene ningún problema de salud que pueda asociarse con su peso. A ella le gusta salir a correr y, al igual que Adriana, tampoco realiza esta práctica física porque le interese bajar de peso sino porque le agrada la sensación que la adrenalina y las endorfinas producen en su cuerpo.

    Orgullosas de ser gordas

    Hoy en día, ambas utilizan sus redes sociales para transmitir un mensaje lleno de autoestima y de plena aceptación de sus cuerpos. Seminario lo hace luciendo su mejor sonrisa en imágenes cotidianas y en desnudos artísticos en @gordaleca; mientras que Reyes no duda en hacerse una sesión de fotos en ropa de baño para compartirla en @gorda.afroperuana.

    En cada una de sus publicaciones las dos reivindican la palabra gorda. La primera asegura que “las gordas podemos usar la palabra gorda, que ha sido un estigma durante nuestra vida, para empoderarnos a nosotras mismas. Usarla significa decirnos a nosotras mismas esta es quien yo soy y está bien ser gorda y me amo así. En eso está el poder de usar esta palabra”. Mientras que a la segunda, al ser una mujer afroperuana, le interesa visibilizar a mujeres gordas y negras: “para las mujeres como yo es mucho más difícil porque se mezcla la gordofobia con el racismo. Hace falta mostrar también a las mujeres negras y gordas, por eso comparto mis experiencias en redes sociales para que la gente se cuestione no sólo la gordofobia que tiene interiorizada sino también el racismo que lleva dentro de sí”.

    Pero, ¿cómo han pasado estas dos mujeres de sentirse incómodas con su cuerpo a mostrarse orgullosas de ser gordas? Tanto en el caso de Adriana como en el de Jazmín las dos aseguran que hay dos cosas que cambiaron la imagen corporal que ellas tenían de sí mismas: la primera fue el feminismo y los discursos que encontraron sobre la gordofobia y que les permitieron cuestionarse por qué las mujeres tienen que cumplir obligatoriamente con los mandatos de belleza que tienen como modelo la delgadez. El otro elemento fundamental para ellas ha sido rodearse de personas gordas que se sienten muy a gusto con sus cuerpos y que viven su vida plenamente sin que ninguna balanza les diga cuántos kilos deben pesar para ser felices.