En los primeros seis libros de Harry Potter, Snape es un profesor odiado por todos los alumnos de Hogwarts, pero detrás de su carácter ácido, desagradable, sarcástico y cruel, escondió una persona de buen corazón. Tras la muerte del actor Alan Rickman, que lo interpretó durante toda la saga, hay que reconocer las ocho enseñanzas que nos dejó el personaje.
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Severus Snape amó toda su vida a Lily, la madre de Harry Potter y nunca dejó de amarla por más que nunca fue correspondido.
Lily Evans y Severus Snape fueron amigos desde niños. Severus eligió amarla en silencio a pesar que ella se enamoró de James Potter.
Snape daba la impresión de estar detrás de los peores crímenes, pero en realidad estaba apoyando a Harry.
Severus era un seguidor de las Artes Oscuras, pero se dio cuenta que ese no era su camino cuando su amada Lily falleció víctima de Voldemort.
Para mantener la amistad a Dumbledore, hizo todo para proteger a Harry, a pesar que le recordaba al esposo de su amada Lily.
Nunca se debe hacerlo porque no sabemos qué ocurre en su interior, si sufren o si son tímidos.
A Severus, ello significó arriesgar su vida por Harry.
Su error fue estar en el bando de Voldemort y no haber podido evitar la muerte de Lilly.
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