¡El postre que no puede faltar en Semana Santa! Aprende a preparar la mejor mazamorra de calabaza
Esta Semana Santa, revive el sabor de la tradición con una mazamorra de calabaza cremosa y especiada. Descubre cómo preparar este postre clásico que endulza el alma y une familias.
Únete al canal de Whatsapp de Wapa
En el corazón de la cocina peruana, hay sabores que no solo alimentan el cuerpo, sino también el alma. Y durante la Semana Santa, uno de esos sabores se convierte en tradición viva: la mazamorra de calabaza. Este postre ancestral, nacido en los hogares humildes y transmitido de generación en generación, se impone cada año como un favorito en la mesa de miles de familias. Su textura cremosa, aroma especiado y dulzura natural hacen de esta delicia una joya de la gastronomía peruana.
LEER MÁS: Por qué algunas personas RECHAZAN SALIDAS SOCIALES según la PSICOLOGÍA y lo que eso dice de SU VIDA
¿Por qué la mazamorra de calabaza es un clásico de Semana Santa?
La Semana Santa en Perú está marcada por el recogimiento, la fe… y la comida sin carne. Entre los platos emblemáticos, los postres cobran un protagonismo especial. La mazamorra de calabaza destaca por su sencillez y profundidad de sabor, siendo ideal para respetar la tradición sin renunciar al placer.
Según el recetario tradicional andino, el uso del zapallo macre rico en fibra, vitamina A y betacarotenos se asocia con recetas festivas y espirituales, especialmente en tiempos de reflexión como la Semana Santa. La mezcla de chancaca, canela, clavo de olor y leche evapora en cada cucharada un aroma que evoca hogar y costumbre.
Ingredientes tradicionales para preparar la mejor mazamorra de calabaza
Para elaborar esta receta auténtica, necesitarás ingredientes simples pero con mucha historia:
- 500 g de calabaza (zapallo macre)
- 1 bola de chancaca (250 g aprox.)
- 4 tazas de agua
- 1 rama de canela
- 3 clavos de olor
- 1 cucharada de anís
- 1/4 cucharadita de sal
- 3 cucharadas de harina de trigo disueltas en agua
- 1 tarro de leche evaporada
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- Canela en polvo para espolvorear
Paso a paso para lograr una textura cremosa y un sabor inolvidable
1. Cocina la calabaza: Pela y corta en trozos pequeños. Colócala en una olla con el agua, la chancaca, el anís, la canela y el clavo de olor. Hierve a fuego medio hasta que la calabaza esté suave y la chancaca completamente disuelta.
2. Retira especias y tritura: Retira la canela y los clavos. Tritura la calabaza con un tenedor o licúa para obtener una mezcla homogénea.
3. Añade la harina: Incorpora la harina disuelta en agua al puré y remueve constantemente hasta que espese. Hazlo a fuego lento para evitar que se queme.
4. Agrega los toques finales: Añade la leche evaporada, la vainilla y la sal. Remueve hasta que la mezcla esté cremosa y bien integrada. Si lo deseas más dulce, puedes ajustar con azúcar.
5. Sirve con amor: Puedes servirla caliente o fría, decorada con canela espolvoreada o un poco de coco rallado para darle un giro moderno.
TAMBIÉN PUEDES VER: Los COLORES que usan los HIPÓCRITAS según la PSICOLOGÍA y que podrían ESTAR MÁS CERCA de ti de lo que IMAGINAS
Consejos de expertos para una mazamorra perfecta
Según chefs como Isolina Vargas, investigadora de cocina tradicional peruana, el secreto está en elegir una calabaza bien madura: “El zapallo macre bien cocido y dulce por sí solo ya eleva el postre. No necesitas mucha azúcar cuando el ingrediente base es de calidad”.
Otro consejo es no dejar de remover la mezcla mientras espesa, para evitar que se formen grumos o se pegue al fondo de la olla. El uso de chancaca, además de sabor, aporta un dulzor natural más saludable que el azúcar refinada.
Un legado que endulza la tradición
Más allá de su sabor, la mazamorra de calabaza representa conexión familiar y memoria viva. Prepararla en Semana Santa no es solo seguir una receta, sino recrear momentos de unión en la cocina, evocando esas tardes donde la abuela removía la olla mientras contaba historias.
Este 2025, ponle un toque de tradición a tu mesa y prepara esta delicia andina. Porque hay postres que no solo se comen… se sienten.
