Hay personas que nos causan gran admiración y es por ello que la historia de Antonio Vicente no pasa desapercibida y debe ser conocida por el mundo entero. Este hombre hizo lo que nadie hacía y por ello lo consideraron un loco, pero terminó salvando un pueblo entero.
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Hace más de 40 años, este hombre brasileño compró un pedazo de tierra en Sao Paulo y decidió que utilizaría el terreno para plantar un bosque, por lo que muchas personas lo tacharon de loco. Era 1973 y Brasil estaba despuntando como nuevo foco económico, donde los terratenientes comenzaron a obtener muchos más beneficios de la venta de tierras que eran dirigidas a la producción agrícola.
Mientras que todos hablan a espaldas de Antonio, el se dedicó a plantar árboles pues el sector industrial se estaba desarrollando de manera descontrolada en el país y se estaban quedando sin agua. El hombre plantó 50 mil árboles porque quería recuperar los bosques.
"Cuando yo era niño, los campesinos cortaban los árboles para crear pastizales y por el carbón. El agua se secó y ya no regresó. Yo pensé: 'el agua es valiosa, nadie fabrica agua y la población no deja de crecer. ¿Qué va a pasar? Nos vamos a quedar sin agua'", reflexionó en una entrevista con la BBC.
Antonio hizo del bosque su casa. Vivió bajo un árbol, rodeado de zorros y ratas, se bañaba en el río y dormía sobre un colchón de hojas. "Pero nunca tuve hambre. Comía sándwiches de banana de desayuno, almuerzo y cena", agregó. Se dedicaba a plantar, en un lluvioso ecosistema tropical, su paraíso de árboles. Estaba construyendo futuro y 44 años después logró algo increíble.
La selva que este hombre creó, además de la cantidad de árboles recuperó también el agua y con ella los animales también han regresado, salvando a su pueblo de la desertización. Sin embargo, es solo un pequeño sector en una región que perdió 183 mil hectáreas deforestadas de bosque atlántico debido a una agricultura agresiva.
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Si todos siguiéramos el ejemplo de Antonio, podríamos salvar el planeta. Afortunadamente poco a poco más personas se han unido a esta causa, como Jadav Payeng, un hombre que desde 1979 también ha plantado su propia selva en la India, recuperando la naturaleza.