Quien no pensó, alguna vez cuando se le cayó algún “diente de leche “que el "hada de los dientes" o el ratón Perez, vendrían a darles dinero a cambio. Al crecer todos se dan cuenta que esto fue un cuento que muchos padres lo crean para guardar los dientes de sus pequeños como recuerdos de su infancia, que luego se van perdiendo cuando las familias se mudan o desechan cosas.
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Gracias a una investigación, ahora pensaras dos veces en desechar los primeros dientes de tus hijos, ya que los especialistas aseguran que son una fuente de células madre.
Esto funciona cuando tus hijos necesiten reemplazar algún tejido debido a alguna enfermedad o accidente, podrás recurrir a sus dientes para conseguir el material genético que te permitirá remplazarlos.
Un estudio del año 2003 determinó que los dientes de bebé contienen células que si son conservadas a tiempo (justo después de caerse), pueden durar años y servir como material genético en caso de que haya un problema médico que requiera reemplazar tejido.
Cabe recordar que las células madre son las más primitivas del organismo y albergan un gran potencial de información genética. Son células capaces de convertirse en casi cualquier otra célula especializada del cuerpo.
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Esta investigación está revolucionando ahora el nuevo concepto de modificación de tejidos a través de células madre. Esperemos que este nuevo procedimiento llegue a ser beneficiosos a los niños que padecen de enfermedades que deterioren sus organismos como el cáncer, leucemia o tumores cerebrales que los afectan incluso desde que nacen.