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30 Ene 2020 | 13:09 h

¿Cuál es el órgano sexual más poderoso de la mujer?

El deseo sexual no se encuentra en tu entrepierna sino mucho más arriba, en el lugar donde habita tu imaginación.

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    Cuando pensamos en sexo de inmediato ubicamos nuestro deseo sexual en los genitales, pues creemos que allí se encuentra el origen y el centro de nuestro placer. Pero nos olvidamos que existe un paso previo para que nuestra excitación se despierte: nuestra mente debe estar libre de prejuicios, culpa, miedo y vergüenza y debe estar dispuesta a darle rienda a las fantasías sexuales.

    Porque el deseo sexual no se encuentra en tu entrepierna sino mucho más arriba, en tu cerebro: el lugar donde habita tu mentalidad, tu creatividad y tu imaginación.

    Un cerebro sexual

    Cada vez son más los estudios sobre sexualidad que afirman que el cerebro tiene un rol esencial en la actividad sexual. Fisiológicamente esto se puede explicar porque el deseo sexual se origina en el hipotálamo, un área del cerebro que se encarga de producir hormonas como la testosterona, que no sólo secretan los hombres sino también las mujeres, aunque en menor medida que ellos.

    Por otro lado, la amígdala cerebral (no confundir con la amígdala faríngea que podemos observar al abrir la boca) también se activa durante el sexo y es la encargada de regular las respuestas de satisfacción, es decir que se encuentra relacionada directamente con las sensaciones de placer.

    Sin embargo, más allá de lo fisiológico, en el caso de las mujeres el cerebro juega un rol preponderante porque la potencia del deseo sexual puede verse afectada debido a prejuicios producto de una educación represiva, sentimientos de culpa debido a enseñanzas religiosas o miedo y vergüenza con respecto al cuerpo y a la sexualidad.

    Estas ideas castrantes funcionan como una especie de freno para nuestro deseo sexual, mientras que si pensamos que el sexo es una experiencia placentera y una fuente de autoconocimiento entonces esto nos servirá como acelerador para que nuestro deseo sexual se expanda y deje en libertad nuestra imaginación.

    Tócame el cerebro

    Ahora que ya sabes que el cerebro es el órgano sexual más poderoso, tal vez te estés preguntando cómo puedes estimular la mente —la tuya y la de quien te acompaña en un encuentro sexual—. Si es así, te cuento que existe una manera de ejercitar tu cerebro para el placer y potenciar tu creatividad sexual al máximo y es a través de las palabras.

    Sí, aunque no lo creas, decir las palabras ideales en el momento perfecto puede ser tan estimulante para el cerebro de dos personas durante el sexo como lo es el acariciarse mutuamente las zonas erógenas favoritas de cada una.

    Es muy importante destacar que para que resulten excitantes las palabras éstas deben ser del agrado de la persona que las escucha, por eso es mejor acordar previamente qué palabras les gustaría oír a cada una de las personas involucradas en el encuentro sexual.

    Porque una palabra que a ti te parece excitante no necesariamente va a causar el mismo efecto en tu pareja o compañero(a) sexual. En algunos casos, puede que hasta produzca el efecto contrario: una palabra que resulte desagradable para quien te acompaña puede disminuir de inmediato el deseo de continuar teniendo relaciones sexuales.

    Entonces en conclusión el decir cosas sucias (dirty talk en inglés) necesita de consentimiento previo para que resulte excitante en vez de insultante u ofensivo.

    En todo caso en lugar de que sea un dirty talk preocúpate porque sea siempre un sexy talk (cosas sexys en inglés) porque no importa decir cosas sucias, lo que importa es decir cosas sexys y cada persona tiene una idea diferente sobre las palabras que son sexys y las que no lo son.

    Sandra Campó es escritora y educadora sexual.  Autora del libro HOY TENGO GANAS DE MÍ: 7 historias de masturbación femenina y creadora del blog SASÁ. Desde 2015 realiza talleres de educación sexual para mujeres en diversos espacios de Lima. Síguela en FACEBOOK e INSTAGRAM: @elblogdesasa