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26 Abr 2019 | 18:12 h

¿Sabías que reprimir tus deseos sexuales podría dañar tu salud?

El sexo es una necesidad natural en el ser humano y reprimir tu sexualidad puede causar daños a nuestra salud.

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    Reprimir tus deseos sexuales podría dañar tu salud, estudios realizados por The Journal of Sexual Medicine advierten incluso que podría derivar en un trastorno denominado como deseo sexual hipoactivo.

    Los buscadores en internet son quizá una muestra clara y un reflejo de las cientos de preguntas y dudas que existen sobre temas de sexualidad; mujeres y hombres buscan soluciones a sus problemas sexuales, desde la ausencia del orgasmo hasta la inseguridad que sienten de sí mismos cuando están desnudos.

    De muchas formas, estas consultas son una proyección de las frustraciones que las personas llevan dentro respecto a sus vidas sexuales; es un tema silencioso que no todos se atreven a consultar con un especialista o incluso con su pareja, pero sí con Internet.

    Esto sucede porque hasta el día de hoy la sexualidad trae a la mesa temas muy delicados y que en su mayoría desafían las normas morales establecidas en la sociedad desde tiempo remotos.

    El caso de las mujeres es incluso más delicado; a nosotras se nos ha enseñado que la libertad sexual es sinónimo de indecencia, que renuncias a tu valor y dignidad por el simple y mero hecho de aceptar que sí, que te gusta el sexo con o sin compromiso, antes, durante o después del matrimonio, etc.

    Existe en la actualidad un número alarmante de mujeres que son incapaces de llegar al orgasmo porque no permiten que su mente libere su cuerpo.

    Lo que no se nos enseña es que al ser una necesidad natural en el ser humano, reprimir tu sexualidad terminará por causar otros problemas, por ejemplo, existe número alarmante de mujeres que son incapaces de llegar al orgasmo porque no permiten que su mente libere su cuerpo.

    También hay mujeres que simplemente dejan de tener sexo porque se sienten temerosas o sienten que están haciendo algo mal, se sienten juzgadas y observadas. Esta negación que se autoimponen al final merma notablemente en sus relaciones íntimas.

    La mayoría de nosotros tiene preferencias en el sexo y dentro de esas preferencias siempre habrá algo que no expongamos totalmente por miedo a ser juzgadas. Por ejemplo, hay gente que disfruta del sexo tranquilo y tradicional, pero hay otros que buscan emociones y sensaciones más intensas.

    No deberíamos tener miedo de exponer nuestra sexualidad si esta se hace de forma saludable y responsable.

    El punto de esto es que no deberíamos tener miedo de exponer nuestra sexualidad si esta se hace de forma saludable y responsable, siempre teniendo en cuenta que nuestras acciones tienen consecuencias, pero que ello no es motivo para cerrarse por completo a vivir cosas nuevas.

    Practicar esta honestidad con nuestros deseos al final tendrá resultados positivos; por ejemplo, te sentirás más a gusto contigo misma y muy probablemente experimentes otro lado de la sexualidad que hasta el momento habías desconocido.