Fernando Pieroni recibió un mensaje que advertía sobre un perro que había sido atropellado en la autopista Buenos Aires, Argentina, quedando de frente a una muerte segura. El hombre lo fue a buscar, pero el animal llevaba tres días y tres noches abandonado.
"Apenas recibí el mensaje, automáticamente salí a buscarlo. Durante casi dos horas miramos cada rincón de aquel descampado, pero no tuvimos éxito. Luego, por tres días consecutivos hicimos rastrillajes en el campo lindero a la autopista buscándolo, pero tampoco logramos dar con él", narró Fernando a La Nación.
(Foto: Instagram )
"La noche siguiente la persona que me había dado el aviso me volvió a contactar: aparentemente unas personas tenían un perrito de las características de Rudi. Lo habían encontrado herido en el campo de la autopista. Enseguida fuimos a buscarlo y lo llevamos al veterinario", agregó.
El peludo estaba herido, con fracturas en las patas traseras, deshidratado; además aves se lo estaban comiendo vivo mientras estaba tirado cerca de la autopista.
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"Desde el momento que lo vi, la conexión con él fue especial. Si bien el panorama no era para nada alentador y seguramente estaba con mucho dolor, apenas me acerqué se dejó tocar y levantar. Nunca mostró algún indicio de agresividad. Hasta me atrevo a decir que se notaba que quería ser ayudado", expresó Pieroni.
Afortunadamente, Rudi fue trasladado a una veterinaria en donde lo atendieron, le suministraron medicamentos y calmantes.
"Luego lo trajimos a casa e hicimos otras consultas pero todos los profesionales acordaron que la única opción para que Rudi volviera a caminar era practicarle una costosa cirugía de manera urgente. Entonces organizamos una campaña para recaudar el dinero y poder pagar los gastos", reveló Fernando.
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Finalmente operaron a Rudi, interviniendo su tibia y peroné de una de sus patas. Le pusieron una prótesis de titanio para unir los huesos y enyesaron la otra extremidad.
Los días posteriores, el perrito sufrió bastante, sentía mucho dolor, estaba inquieto, se quejaba y lloraba. "Fue triste y desesperante verlo de esa manera. Pero después de cuatros días empezó a mostrar una leve mejoría. Y al pasar las semanas ya empezó a levantarse y caminar con la prótesis y el yeso", contó Fernando con una mirada de esperanza.
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Actualmente, Rudi pasa sus días feliz en casa de Fernando, junto a su nuevo compañero Rumi, un ternero rescatado también por el buen hombre.