Debemos de tener en claro que cuando estamos en un matrimonio saludable, feliz y lleno de respeto se proporcionará a los hijos un modelo de relaciones sentimentales estables; sin embargo, cuando los problemas matrimoniales se agravan o son muy constantes delante de los pequeños, esto hará que los hijos crean que es normal una relación conflictiva. Por ello, te vamos a mostrar seis errores de tu convivencia que dañarían a tus hijos.
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Se debe tener en claro que cuando se ponen reglas a los niños debe de ser por ambas partes, es decir, alguien no puede dar una orden para que luego otra persona la desautorice. Esto crea que los pequeños se conviertan en manipuladores y tengan una idea errada de los límites y reglas.
Hay que tener claro que un matrimonio sano es el mejor ejemplo para los niños, claro que los hijos son importantes pero tampoco hay que descuidar a la pareja. “Los niños prosperan cuando sus padres tienen una relación sana y estable”, señaló Liz Higging, terapeuta de parejas.
La crianza de los hijos nunca debe de ser una competencia, ningún cónyuge debe buscar tener más amor del niño. Ni tampoco buscar ser el más divertido porque rompe las reglas ya establecidas. “Tratar de supera al otro progenitor mediante la compra de amor, impactará negativamente en la familia”, confesó un mediador y terapeuta de Toronto.
En este punto se debe de buscar una estabilidad, porque no es necesario exagerar frente a los niños, pero tampoco se debe tener vergüenza por ser cariñoso con la pareja. Ser cariñoso y afectuoso brinda seguridad a los hijos y cuando crezcan percibirán a una relación romántica adulta debe ser similar.
Este punto puede parecer contradictorio, pero no es así, deben de pelear delante de sus hijos. Sin embargo, no nos referimos a una agresión verbal, ni mucho menos física, ni tampoco con insultos, pero tener discrepancias delante de los niños, les enseñará que las parejas felices también tienen desacuerdos. Y sobre todo que mediante el diálogo y la argumentación se puede llegar a un acuerdo y seguir siendo felices.
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Si necesitamos manifestar lo que nos molesta de nuestra pareja podemos hacerlo con un profesional, pero nunca delante de los hijos, porque ellos no necesitan escuchar como hablan mal el uno del otro. Esto les causa mucha incomodidad y no sabrán si deben de tomar o no una postura en sus problemas matrimoniales.