Nuestras madres son únicas, pero siempre hubo uno que otro momento que eran tan estresantes que no podiamos hablar calmadamente con ellas. Sin embargo, la madurez ayuda a llevar una mejor relación y la seguimos como un modelo hasta que poco a poco nos parecemos más a ellas. Por ese motivo, te damos seis señales que indican que te pareces a tu mamá.
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Si hay visita de algún familiar tuyo, tú te pones a hablar a pesar que no lo conoces y que te hayan pedido no interrumpir o quedarte encerrada en tu cuarto. También, conversas con las personas del supermercado, del banco o en el micro sobre lo que no te agrada o quisieras que fuera.
Esas frases son: “mándame mensaje o llámame cuando llegues”, “no olvides de tirar la basura", “cuidado que te vas a caer o se te va caer”, “ponte algo para abrigarte”, “luego no vengas a lamentarte cuando yo ya te lo dije”, entre otras frases.
Si ella usualmente reúne a toda la familia para hablar de un problema, ahora tu eres quién también convoca a reflexionar sobre lo que no estás de acuerdo tolerar. Si ella te mandaba al cuarto sin comida, haces lo mismo con tus hijos.
Poco a poco, ella a influenciado en tus gustos. Te dice que te compres ropa elegante y femenina y cada vez ella concuerda contigo sobre las prendas que ven juntas en las galerías de ropa.
Incluso, te tomas un tiempo durante la semana o en el fin de semana para escribir una lista de víveres para comprar y sobrevivir tanto tú como los miembros de tu familia. Además, preparas algo para todos en las horas que usualmente comen.
Al despertar, piensas en el desayuno y mientras te alimentas estás pensando en lo que harás después sea en la casa o en el trabajo.
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