La kombucha se elabora tradicionalmente con té negro, en el que se introduce una colonia de bacterias y levaduras que permite su fermentación.
Aunque su popularidad en Europa y Francia es relativamente reciente, esta bebida fermentada tiene raíces en Asia y Rusia, donde se ha consumido durante siglos por sus propiedades beneficiosas para la salud y el bienestar.
Beneficios de la kombucha
- Baja en azúcar y calorías: A diferencia de muchas bebidas saborizadas y refrescos, la kombucha contiene entre 1 y 4 g de carbohidratos por cada 100 ml, con un aporte calórico de solo 4 a 16 calorías. En comparación, una cantidad equivalente de Coca-Cola tiene 11 g de carbohidratos y 44 calorías.
- Ayuda a eliminar toxinas: Gracias a las propiedades diuréticas del té negro, la kombucha favorece la eliminación natural de toxinas y residuos acumulados en el cuerpo.
- Mejora la digestión: Al aportar bacterias probióticas beneficiosas, contribuye al equilibrio de la microbiota intestinal, facilitando la digestión y reforzando la barrera intestinal, de manera similar a otros alimentos fermentados como el kéfir, el yogur o el chucrut.
- Regula los niveles de azúcar en la sangre: Estudios en ratas diabéticas han mostrado que el consumo regular de kombucha podría reducir la glucosa en sangre. Aunque estos efectos aún no han sido confirmados en humanos, su bajo contenido de azúcar la convierte en una opción interesante para quienes buscan controlar sus niveles de azúcar.
- Fortalece el sistema inmunológico: El proceso de fermentación genera antioxidantes como polifenoles y flavonoides, que ayudan a combatir el estrés oxidativo y potencian las defensas del organismo.
Se recomienda que las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia consulten a su médico antes de consumir kombucha.