Conoce la increíble historia de "la insumergible" Molly Brown ¡Ni el Titanic pudo vencerla!

El hundimiento del Titanic lleva más de un siglo conmoviendo a miles. La tragedia ocurrida entre el 14 y el 15 de abril de 1912 marcó la historia con la muerte de unas 1,600 personas. Incluso, la historia llevada al cine rompió todos los récords de taquilla cuando se estrenó en 1997.

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Si bien la cinta de Titanic nos mostró la historia de amor entre Rose y Jack, hubo un personaje que estuvo presente en el hundimiento del gran barco en la vida real y dio nos dio una gran lección. Se trata  de "la insumergible Molly Brown", interpretada en el filme por la actriz Kathy Bates.

Margaret Brown fue conocida en sus primeros años como “Maggie” Tobin y luego como 'Molly', una de las hijas menores de una familia muy humilde. Margaret tenía 18 años cuando se mudó a una cabaña con su hermano Daniel y encontró trabajo en una tienda departamental, donde conoció a James Joseph Brown, un hombre humilde pero muy inteligente con el que terminó casándose.

Su esposo invirtió en la minería y algunos trabajos de ingeniería que eran fundamentales para la extracción de valiosos minerales y ella ayudaba en la cocina para los mineros. Poco a poco se convirtieron en una pareja muy adinerada.

Lo primero que Brown hizo con su repentino estatus como millonaria fue educarse. Se metió de cabeza a estudiar arte y al cabo de unos años hablaba fluidamente francés, italiano, alemán y ruso. Después de 23 años, ella y Jim se separaron y empezó a recibir una pensión de 700 dólares que usó para actividades de caridad y viajes.

En 1912 estaba recorriendo Egipto cuando le llegó noticia de que su nieta mayor estaba gravemente enferma. Decidió regresar inmediatamente en el primer barco que tuviese un viaje directo a Nueva York. Ese barco era el Titanic.

Cuando el barco empezó a hundirse, Margaret había pasado el tiempo ayudando a personas a llegar a los botes hasta que personal del barco la convenció de abordar uno. Sin embargo cuando notó que comenzaban a alejarse sin haber llenado los asientos, empezó una batalla campal con el capitán.

El hombre a cargo del bote, Robert Hitchens, temía que si volvían a acercarse al Titanic podrían ser arrastrados por la succión o la cantidad de personas extra podría hundirlos, pero Margaret  lo amenazó: o volvían por los demás o tiraban al capitán al mar y ella se tomaba el bote a la fuerza. Algunos testimonios aseguran que logró salvar hasta 40 personas.

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Sus acciones le ganaron una particular fama entre los sobrevivientes del Titanic, algo que usó el resto de su vida para llamar la atención a causas que le parecían importantes como los derechos de los trabajadores y las mujeres, la preservación de la historia y los museos, la educación de los niños, pero por sobre todo, el heroísmo que presenció durante el naufragio.  En 1932 murió dormida en una habitación del hotel Barbizon en Nueva York. Según reveló la autopsia, tenía un enorme tumor cerebral pero ella nunca lo supo.