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Ella había perdido la esperanza de aprender a leer y escribir, entonces su hijo le hizo este juramento

La conmovedora historia inició cuando el niño, con solo tres años, le hizo una promesa a su madre, el cual cumpliría años después. Únete al canal de Whatsapp de Wapa

    Ella había perdido la esperanza de aprender a leer y escribir, entonces su hijo le hizo este juramento
    La conmovedora historia inició cuando el niño, con solo tres años, le hizo una promesa a su madre, el cual cumpliría años después.

    Sandra María de Andrade nunca tuvo una vida fácil, desde los tres años le tocó vivir las experiencias más crueles de la vida. Su madre nunca la quiso, no tenía hogar, escarbaba en la basura para comer, realizaba trabajos forzados y nunca pudo ir a la escuela.

    Andrade pertenecía a los 12,9 millones de brasileños que no saben leer ni escribir, sin embargo, un día, a sus 42 años, pudo dejar el analfabetismo gracias a su hijo de 11, Damiao Sandriano. En aquel entonces ella no firmaba ni su propio nombre, pedía ayuda para descifrar escritos o rutas en transporte público.

    Cuando Sandra cumplió 13 años conoció a su primer esposo, le ofreció alimento y vivienda, tuvieron tres hijos, pero a cambio soportó golpizas que casi la matan. La última de ellas fue determinante para abandonar al sujeto y enfrentarse al mundo, aún sin saber leer.

    "Para mí (un escrito), era igual que una hoja en blanco", contó Andrade a la periodista de la BBC, Renata Moura. Además, recordó lo complicado que fue al sacar su documento de identidad, pues no sabía firmar y solo pudo colocar su huella digital.

    Tuvo siete hijos, pero cuatro murieron, su último retoño es Damiao, quien a sus tres años de edad le pidió a su madre que le leyese un libro que tenía muchos dibujos. Desde entonces hizo un pacto con su madre: "yo voy a aprender a leer y a escribir, cuando lo haga, te voy a enseñar".

    Y cumplió, Damiao no solo le dio el orgullo de ir al colegio, algo que ella no pudo, sino también la ayudó con el abecedario. Sandra empezó a leer y escribir su nombre.

     y ya no me produce más vergüenza", dijo.

    También escribió la palabra que tanto ansiaba: madre.

    “Tenía que escribir que yo era su mamá, describir la relación que teníamos. Y escribí, orgullosa, 'madre', bien grande”, comentó.

    Actualmente Sandra y Damiao han leído 107 libros solo durante el 2016, sin contar las que ella encuentra trabajando durante el día, reciclando. Pero el niño, que ahora cursará el primer año de secundaria, aún tiene planes para su madre.

    "Yo quiero que aprenda conmigo. Quiero que aprenda a escribir las palabras que ella siente por dentro. A ella le gusta hablar de amor, pasión. Sabe un montón de palabras. Las más simples", confesó. 

    SOBRE EL AUTOR:
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