• icon_fb
  • icon_instagram
  • icon_Tiktok
  • icon_youtube
Wapa.pe

“Gracias por no quererme menos por haber nacido mujer” Carta de una hija a su padre en el cielo

Únete al canal de Whatsapp de Wapa

    “Gracias por no quererme menos por haber nacido mujer” Carta de una hija a su padre en el cielo

    Querido papito:

    Todas las mañana quisiera entrar a tu cuarto con el desayuno y empujar a mamá a un costadito de la cama para que me abracen los dos. Igual que cuando tenía cinco años, me encantaría darte un beso y que empecemos un tonto debate para ver quién quiere más al otro. Amaría cada instante. Hace doce años que te nos fuiste pero tu rostro, tu sonrisa, tu voz, tu risa, todo tu ser lo tengo tatuado en mi mente y corazón.

    Y como no puedo darte regalos materiales, aprovecho esta carta para agradecerte. Sé que cuando estabas vivo te lo dije, pero creo que te fuiste sin entender cuánto me habías enseñado realmente. De hecho, ni yo entendí hasta hace muy poco lo valiosas y profundas que fueron las lecciones que me enseñaste con tus palabras, tu cariño, tu tiempo y –sobre todo- tu ejemplo.

    wapa.pe

    La verdad, papito, es que en medio del caos de mis 20 y decidiendo el rumbo que seguiré por el resto de mi vida puedo prometerte que soy feliz. Puedo jurarte que me amo a mí misma y que cada día se siente como el mejor día de mi vida, y eso, en gran parte te lo debo a ti. Así que es hora de usar estas palabras para poner todos los reflectores sobre el amor auténtico y extraordinario que me regalaste desde el día que nací.

    Para empezar, papito, gracias por no quererme menos por haber nacido mujer. Sé que te puede sonar tonto porque para ti fui un regalo del amor que cultivaste con mi mamá. Pero he crecido viendo a muchas amigas y compañeras lamentarse de no haber podido conectar jamás con su padre pues él –cargando con una herencia cultural demasiado fuerte de romper- siempre se quedó esperando un varón que no llegó.

    wapa.pe

    No sé si tú lo recuerdes pero yo lo recuerdo todo. Me acuerdo que llegabas con tu camuflado militar y tus insignias de oficial pero dentro de la casa eso no importaba: te echabas conmigo en el piso a jugar con muñecas, a la cocinita y hasta me dejaste pintarte las uñas alguna vez. Lo recuerdo todo, porque estas cosas viven en el corazón de una hija para siempre. 

    Gracias papito, por tener más fe en mis talentos que yo misma. Gracias por no imponerle límites a mis sueños solo por haber nacido mujer. De tu boca jamás salieron frases como “eso no lo hace una mujercita” cuando quería jugar fútbol ni te asustaste cuando te dije que mi sueño era viajar sola por el mundo descubriendo nuevas especies de animales. Gracias por decirme, al costado de mis hermanos varones que llegarían años después: sé lo que quieras ser, pero ten claro que puedes y debes ser la mejor en ello. Gracias por jamás permitirles a mis hermanos, tíos y tías o primos llamarme “mandona” cuando me veían liderar a mis amigas o compañeras de clase en obras de teatro, grupos de debate o bailes. Gracias por decirme, “no te cases antes de terminar la universidad”; en lugar de ordenarme, “de esta casa no sales si no es casada”.

    wapa.pe

    Gracias, papito, por haberme dejado claro que pasara lo que pasara en mi vida esta era mía y debía valorarla. Gracias por enseñarme que mi cuerpo es mío, y debo ser la primera en amarlo y valorarlo. Por enseñarme que yo decido. Me acuerdo clarito de una conversación que tuvimos cuando tenía 13 años y los chicos empezaron a rondar como buitres por la casa. Fiel a tus creencias religiosas me dijiste: “tu mamá llegó virgen al matrimonio y eso fue más de lo que yo le di. Fue un regalo hermoso, que siempre valoraré. Pero, quiero que sepas, si decides estar con alguien antes de casarte ten claro que debe ser tu decisión, ojalá que sea por amor; y, sobre todo, ten claro que yo siempre te querré”. Si me preguntas cuándo y dónde me lo dijiste te puedo pintar el cuadro. Gracias por esas palabras, papito, porque me quitaste de encima gran parte de las inseguridades y presiones que la sociedad pone sobre las espaldas de las niñas adolescentes.

    Gracias papito, por tu ejemplo. Por ser el primero que bajaba a ayudar a mi mamá a poner la mesa para la cena; y el primero en levantarse a llevar los platos de regreso hasta la cocina. Por ponernos encargos en casa y las mismas reglas a mis  hermanos y a mí. Gracias por llorar delante mío y de mis hermanos. Gracias porque ahora en ellos veo hombres comprometidos por luchar en contra del machismo que hace que sus hijas, sus hermanas y sus madres vivan rodeadas de prejuicios.

    wapa.pe

    Gracias, por ese juego que tenían con mi mamá cada vez que quería pedir permiso para salir a algún sitio. ¿Te acuerdas? Iba, te decía que quería ir al cine y tú me decías que hablara con mamá. Cuando la buscaba a ella, me decía que hablara contigo. No me quedaba más que sentarlos a los dos y negociar mi salida con ambos juntos. Gracias porque con esos simples detalles me dejaste claro que tú y ella estaban en el mismo nivel, que ninguno mandaba sobre el otro, que eran un equipo y ambos merecían el mismo respeto.

    Gracias, papito, porque jamás insultaste a mi mamá, le levantaste la voz, le diste una orden y mucho menos limitaste sus sueños. Gracias por decirle siempre que era inteligente, trabajadora y bella; en ese orden. Gracias por apoyarla en cualquier meta que se planteara: aprender inglés, correr una maratón, hacer una especialización…Con ese ejemplo y respeto me enseñaste junto a mi mamá lo que es el amor: decisión, entrega, compañerismo, respeto y valor. Como padre, enseñaste mucho más de lo que cualquier hija podría articular.

    Tu paciencia, tu comprensión completa y tranquila, y tu amor inquebrantable me han hecho la mujer que soy hoy. Me diste todo lo que puedo llegar a necesitar, me diste un amor. Y al darme amor, me enseñaste lo que es el amor y también lo que no lo es. Me mostraste que el  hombre que ama a una mujer es fuerte y humilde, se entrega a ella pero le permite a ella seguirse queriéndose a sí misma lo suficiente como para alcanzar juntos las estrellas. Porque el amor es respetarse y apoyarse a través de todos los retos que plantea la vida.

    Espero, algún día (aunque no muy cercano) caminar hacia el altar para darle el sí a un hombre que habré elegido porque puedo construir junto a él esa forma de amar que tú me has enseñado. Pero ese día quiero que sepas sobre todo que no hay amor como el primer amor, y esa parte de mí siempre te pertenecerá a ti.

    Por siempre,

    Tu Niña

    wapa.pe
    SOBRE EL AUTOR:
    “Gracias por no quererme menos por haber nacido mujer” Carta de una hija a su padre en el cielo

    Revisa todas las noticias escritas por el staff de periodistas y redactores de Wapa. Lee las últimas noticias de los principales redactores de Espectáculos y TV, Ocio, Moda y Belleza, Actualidad y más.

    OFERTAS DE HOY