Escuchar el ronroneo de los gatos sería beneficioso para la salud

Otro motivo más para tener gatos en casa. Ellos aportarían positivamente en nuestra salud. ¿De qué forma? Su incesante y relajante ronroneo actuaría como un medicamento que traería múltiples beneficios en el ser humano como el aumento de densidad ósea, el alivio paulatino del dolor muscular, entre otros, asegura un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos.

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Según este hallazgo el ronroneo estaría fuertemente vinculado con el alivio del sufrimiento en las personas con dolor agudo y crónico, la generación de crecimiento de nuevo tejido, mejorando la resistencia del tejido de heridas, la circulación local y la oxigenación, lo que a la larga reduciría el crecimiento bacteriano e inhibiendo la hinchazón.

Los especialistas llegaron a esta conclusión tras llegar a conocer que el ronroneo de un gato poseía un rango de frecuencia de 25 a 40 Hercios por segundo (Hz), por lo que su exposición a frecuencias de 20 a 50 Hz aumentaban la densidad ósea, aliviaba el dolor y sanaba los músculos.

Otro estudio realizado por el veterinario francés, Jean-Yves Gauchet, reafirmó la teoría anterior sustentado que el ronroneo de estas simpáticas mascotas poserían una vibración sonora de baja frecuencia, la misma que suelen utilizar algunos kinesólogos, ortopedistas y médicos del deporte para reparar fisuras de los huesos, aliviar lesiones musculares y acelerar la cicatrización.

¿Pero qué ocurre en nuestro organismo para que obtenga estos resultados? Según estas investigaciones, cuando escuchamos ronroneos, el estímulo viaja por el circuito del hipocampo hacia a la amígdalas. Ahí, la frecuencia del sonido desencadenaría la producción de serotonina, "la hormona de la felicidad", relacionada también con los ciclos de sueño, la libido y el buen humor, lo cual brindaría una sensación de calma, abriendo más posibilidades de obtener una cura más inmediata.

Otros estudios efectuados por Qureshi AI, han descubierto que tener un gato en casa, jugar con él, acariciarle y escuchar sus ronroneos reduciría las probabilidades de sufrir un ataque al corazón y otras enfermedades coronarias graves. 

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