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¡Ladrones!, y así los amamos

Ladrones, viejos, arrugados, aburridos, sexys, apasionados, amantes, locos, histéricos, miedosos, así yolos quiero. Me quedaría con ellos toda la vida. Únete al canal de Whatsapp de Wapa

¡Ladrones!, y así los amamos
Ladrones, viejos, arrugados, aburridos, sexys, apasionados, amantes, locos, histéricos, miedosos, así yolos quiero. Me quedaría con ellos toda la vida.

¿Se acuerdan cuando sus mamás les decían que no todo en esta vida es color de rosa? Tropezarás. Caerás. Dolerá y seguirá doliendo, pero el tiempo llegará con un paracaídas para salvarte –claro, si es que tú estás dispuesta a poner de tu parte y romper el muro que te une al subsuelo–. El amor es mágico. Y no lo digo porque me parezca sumamente romántico. Pero –honestamente– creo que es el único sentimiento que te produce una mezcla loca de hormonas en el cuerpo. Que te desnuda y deshiela el corazón. Eres capaz de odiar y de desear a la misma vez. Te puede transportar al país de las maravillas para luego hipnotizarte y no dejarte respirar. Ahí es cuando reaccionas. Ahí es cuando te preguntas ¿está bien lo que estoy haciendo?

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Siempre lo he dicho. Uno es libre de amar y ser amado. De acariciar y ser acariciado. De soñar y tener las agallas para aterrizar con los pies en la tierra y no golpearte en el camino. Mientras nadie salga lastimado todo es posible. Absolutamente todo. No debes mirar atrás. Mucho menos a los costados. Y como diría José José –perdón por aburrirlas con él, es que lo amo– “Toma mi mano, camina conmigo mirando de frente”. Pero mucho ‘ojo al piojo’ con pensar que por ser valientes ya tienes el camino asegurado. Lamento desmentir eso.

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Cada decisión que uno toma tendrá consecuencias en el futuro. Lo sabemos de sobra ¿sí o no?. Lo que no sabemos es la magnitud de esas consecuencias y claro tampoco sabemos si esas consecuencias tendrán un final de cuento de hadas o no. En mi caso, las consecuencias han sido irreparables. Y con esto no digo que tenga alguna enfermedad terminal, mental o mi vida sea una tragedia. Por el contrario, andar con chicos mayores –nótese que con ‘chicos’ me refiero a ‘maduritos’ de 35 en adelante– despertó una parte de mí que no podré dormirla nunca más.

A los 19 años ya sabía más cosas que por una cuestión de brecha generacional mi madre seguía desconociendo. Conforme pasaban los años me di cuenta que así como iba aprendiendo cosas también algo iba desapareciendo de mí. Aquí viene la parte desagradable de la historia. Hace algunas semanas lo comenté con dos amigos y uno de ellos me dijo que lo que sucedía era que “había madurado antes de tiempo”, pero yo creo que va más allá de eso.

En las fiestas navideñas pasadas, mi mejor amigo llegó de Estados Unidos y como todos los años salimos a rumbear y que todo acabe en un desmadre de alcohol y baile. En un momento de la noche, una especie de cansancio emocional me derrumbó. Sin darme cuenta él también estaba sentado. Nos miramos las caras y dijimos a la misma vez “¡Qué viejos estamos!”. Pero ¿realmente estamos viejos? Los dos estamos cerca de cumplir 25 años y como diría mi madre: “Estamos en la flor de nuestra juventud”. ¿Saben qué es lo que ha envejecido? Simple. El alma, el corazón, la paciencia, las ganas de rumbear, la vida, el amor. Salir con hombres mayores te agota. Y no lo digo de mala onda. Es la verdad. Te cansa, te satura, te envejece. Pero también te apasiona, te enloquece, te quiebra hasta no poder más.

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Ya no te interesan las discotecas. Mucho menos amanecerte hasta las 7 de la mañana. Prefieres algo más íntimo. Un café, un bar, una cena, una película, hacer el amor, ir al mar. Ojo señoras, lo que digo no es cliché romántico. Que el tomar un vino delicioso a orillas del mar no solo quede en su imaginación. Aterrícenlo. En estos tiempos limeños no existen límites –por favor, créanme–.

Tampoco le prestas atención a los dramas emocionales quinceañeros de tus amigos, por favor, tú ya pasaste por eso y más. Si no sabes como solucionar tus problemas, cómprate el libro “¿Yoga o Clonazepam? –que dicho sea de paso, está buenísimo–. Esto se aplica solo para conocidos, con mis amigas “Trinidad imposible” somos las veinteañeras más adolescentes del mundo–. Así como ves desde otro ángulo la vida, tu entorno también te ve diferente. Aprenden a ya no invitarte a discotecas. Te preguntan si prefieres un bar en Barranco o en el Centro de Lima. Bromean con tu edad real y tu edad emocional.

Mi teoría sobre que los novios mayores nos roban la juventud me la confirmó una amiga de poquito más de 30. “Bebita, no sabes, estoy saliendo con un chibolo y estoy fabulosa. Es como si algo hubiera regresado a mi cuerpo”, escribió emocionada. “¡Tenía razón todo el tiempo! ¡Son unos ladrones!”, bromeaba yo enseguida.

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Ladrones, viejos, arrugados, aburridos, sexys, apasionados, amantes, locos, histéricos, miedosos, así yo los quiero. Me quedaría con ellos toda la vida. Que se lleven mi juventud si quieren, que para remediar eso yo me quedo con su experiencia. Con su deliciosa y exquisita experiencia. ¿Ven? Nunca salimos perdiendo. Así como les animaba a no temer por la diferencia de edad, que eso no es nada del otro mundo. Porque el amor es rico y se debe vivir en toda su plenitud. También les pongo al día con lo que nos traerá ese amor “40 y 20”. No te aflijas. Disfrútalo, ámalo, diviértete, ama descontroladamente, pero siempre con claridad en la mente y en el cuerpo.

SOBRE EL AUTOR:
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