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Seis mujeres reales confiesan la mentira más grande que le han dicho a su pareja

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Seis mujeres reales confiesan la mentira más grande que le han dicho a su pareja

En estos días que los peruanos andan crucificando a Yahaira Plasencia por haberle sido infiel y mentido a Jefferson Farfan, todos repiten (además de insultos): la comunicación y la sinceridad son la base de una relación sana. Es casi como un mantra.

No voy a entrar a hablar de las infidelidad, pero si del valor de la verdad. La verdad vale mucho menos de lo que todos pregonamos. Porque si hay algo cierto es que todos le hemos mentido alguna vez a nuestros seres queridos. De hecho, en una encuesta hecha el año pasado a 2000 personas, Direct TV encontró que el once por ciento de la gente le miente más a quien ama que a cualquier otra persona.

Estos resultados me generaron mucha curiosidad, así que conversé con mujeres de verdad (amigas, conocidas y desconocidas) sobre el tema. Costó esfuerzo pero varias de ellas me contaron la peor mentira que le han dicho a su enamorado o esposo. Encontré anécdotas graciosas y también relatos de arrepentimiento con grandes moralejas. Creo que hablé en total con unas 40 mujeres. Y, lo que me causó curiosidad es que todas las mentiras figuraban más o menos dentro de seis categorías. Ninguna tenía que ver con dinero:

"Nunca le he dicho a mi novio que estaba en una relación cuando empezamos a salir. Yo estaba pensando en terminar con mi novio de entonces, pero no lo había hecho antes de nuestra primera cita juntos… Eso es sólo un detalle que nunca necesitará saber". (Carolina 28 años)

"Nunca le admití a mi ex marido que durante la universidad tuve un romance tormentoso con un hombre casado, un profesor. Él me preguntó (creo que sospechaba), pero evidentemente lo negué. Supongo que no quería contarme entre las estadísticas de mujeres jóvenes que habían caído en el típico cuento de ‘estoy casado pero no soy feliz”. (Mariana, 35 años)

“Le dije a mi enamorado que mi mejor amigo no sentía nada por mí. En realidad él sí estaba enamorado. Eventualmente se conocieron y él se dio cuenta que le había mentido, al toque. Pero que podía hacer yo: ¿decirle que sí y arriesgarme a que por eso me dijera que ya no podíamos continuar con la amistad? Nosotros sabíamos separar las cosas. No pensaba dejar de lado a mi amigo de años por una relación que recién empezaba”. (Catalina, 20 años)

"Le dije a mi marido que había dormido con ocho personas antes que él. De hecho, me había acostado con muchos más. ¿Qué te puedo decir? ¡Me encanta el sexo y no es justo que mientras ellos son tildados de campeones, nosotras nos llevemos la marca de putas!". (Samantha 33 años)

“Cuando tenía 15 años le dije a mi enamorado –que era bastante mayor que yo- que no era virgen. De ahí en adelante todas las salidas eran un tormento. Debía emborracharlo para que no pasara nada. Una noche ya no me pude escapar y cuando sangré le dije que debía ser que me había venido el periodo”. (Laura, 24 años)

"La mentira más grande que le dije a mi pareja fue "Sí " y aceptar su propuesta de matrimonio. Me aterraba la idea pero ya mis amigas se casaban, sabía que él me quería. Supongo que también me mentí a mí misma porque intenté convencerme de que eso era lo que quería. Ni siquiera llegamos a fijar una fecha".  (Andrea, 27 años).

Lo que me llama la atención es que todas estas mentiras vienen de inseguridades, del deseo desmedido por complacer y/o parecer ser perfectas. Creo que estas mentiras son el producto de una reacción ansiosa, un deseo claro de evitar conflictos mayores.

Vivir no es fácil. Y cuando eres mujer, puede ser mucho más difícil. Hay estándares invisibles pesadísimos que se ponen sobre nuestras cabezas; hay sombras que nos acechan a cada paso. Por eso, es que Julieth Mitchell siempre insiste en que el feminismo se trata fundamentalmente de promover la solidaridad entre las mujeres. Tal y como lo ha hecho Sigrid Bazán con Yahaira Plascencia.

No se trata de querer a todas las mujeres, por el hecho de ser mujeres. Sino de recordar esa presión que sentimos cada una para poder solidarizarnos con la otra cuando lo necesita. No se trata de atacar siempre como un perro rabioso desenfrenado, pero sí de mostrar cuando una mujer está siendo usada o abusada por la sociedad. Quizá, entre más nos apoyemos, más sencillo será reconocernos y valorarnos cómo somos. Quizás así haya menos necesidad de mentir.

SOBRE EL AUTOR:
Seis mujeres reales confiesan la mentira más grande que le han dicho a su pareja

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