Bebés: ¿aburrirnos de ellos nos hace malos padres?

La crianza de los niños estuvo idealizada por muchas décadas, había que seguir muchas normas y reglas que pasaban de generación en generación entre las paredes del hogar. Pese a ello, la sinceridad de muchas parejas ha ido saliendo a flote cada vez más y ahora es normal escuchar a varios padres confesar que cuidar de su bebe puede llegar a ser insoportablemente aburrido.

Esta situación podría parecer alarmante para algunas personas, pero finalmente llega a ser comprensible. Por ejemplo: Te encuentras al lado de tu bebé de meses, jugando con sus peluches que hacen el mismo ruido una y otra vez mientras algún juguete cae al suelo o se estrella contra la pared cada cierto rato. Tiene su gracia hasta que la rutina se hace diaria y los días parecen no acabar.

La pregunta es: si lees un libro o haces una llamada, si te desconectas y te pones a mirar el móvil o quizá alguna serie en la tv, ¿Te conviertes en un padre inconsciente e irresponsable que está perdiéndose los momentos más preciosos y la conexión con su retorno? La respuesta es no. Prestar atención no significa estar todo el día pegados a nuestros hijos.

Para suerte nuestra, esa pequeña personita frágil e inquieta, irá creciendo de a pocos, y los meses de aburrimiento se acaban pronto. Sin embargo, antes de que el bebé se convierta en esa persona dinámica y con inigualables ansias por conocer el mundo, los padres debemos acompañar y supervisar su desarrollo en los meses de tedio paterno. Labor difícil y exigente pero no imposible.

Hay una línea muy delgada entre cuidar al bebé y estar obsesionado con su protección. Mónica Cruz Coronado, psicóloga del Centro Nova Altamirano de Madrid, aclara que: “Es importante estar pendiente del bebé y conectado con él, es especial cuando es muy pequeño, pero tampoco hay que obsesionarse por estimularle ni por hacer todo con el objetivo de que aprenda. Como en muchas cosas, alcanzar el término medio es lo más sabio”.

La psicóloga hace énfasis en que cualquier extremo puede ser perjudicial, ya sea ignorándolos durante largos lapsos de tiempo o siendo demasiado omnipresentes y sobreestimuladores. “El niño debe sentirse atendido y en sincronía con el adulto” para sentirse cómodo y seguro. Mientras que “Hay sobreestimulación cuando no se deja al niño ningún espacio para el juego libre e independiente”. El bebé tiene que descubrir sus manos, su fuerza, sentirse libre.

Ya lo sabes, mandar mensajes o ver algún capítulo de nuestra serie no es malo, ignorarlos toda la tarde, sí lo es.