Estos fueron los siete zapatos ‘filin’ de tu vida
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Hay muchas cosas que recuerdas de tu niñez y adolescencia, pero quizás has olvidado a tus fieles amigos, ¡tus zapatos! Aquellos que te acompañaron a dar los primeros y grandes pasos de tu vida. Y a nosotras nos encantará recordarlos contigo:
- Charol
Definitivamente no fueron los primeros que usaste, pero sí los primeros que recuerdas con tus mediecitas cubanitas y pantis blancas. Impecables antes de usarlos, terminaban hechos mugre después de cualquier cumpleaños o misa. “Qué linda está la princesita”, decían todos pero temías quitarte las medias por las heridas en tus tobillos. Era más doloroso que una depilación con cera ¡Ayayau!
- Dibujos
Tus personajes favoritos a tus pies: Disney, Looney Tones, Barbie o Nubeluz. Posiblemente los pasadores se te desataban constantemente y te ibas de cara al primer paso. Si tuviste más suerte quizás llegaste a usar los zapatos con pega-pega o luces psicodélicas cada que dabas un paso.
- Rosado
Esa obsesión de tu madre por obligarte a usar zapatillas o zapatos rosado. Tan pronto tomaste independencia de tu forma de vestir, empezaste a usar negro, celeste o azul para desintoxicarte de tanto rosado por buenos años. Afortunadamente ya superaste el trauma. ¿No lo crees?
- Lona
Tu mamá te compró las de imitación porque los tiempos eran difíciles, pero se arrepintió de hacerlo porque te obsesionaste con ellas y las usabas siempre, ¡SIEMPRE!, hasta querías usarlas en tus 15 años. No las abandonabas hasta que las zapatillas hablaran o gritaran. Si era más atrevida le aplicabas tachas y grapas. Cuando creciste fuiste la primera en comprar los tacos con púas, para recuperar ese espíritu ‘wild’ y también para darle una patada a cualquier acosador.
- Plataforma
Ya que se te cayeron los dientes de leche porque se te rompieron la primera vez que usaste tacos de niña. No quisiste ver tacos en tu vida pero querías ser más alta y verte más ‘mona’. Las plataformas vinieron a salvarte. Ahora los recuerdas más pesadas que los tacos y ahora piensas que estabas loca por usarlos, en realidad fueron una prueba de originalidad y supervivencia.
- Transparentes
Cenicienta wannabe. Sabe dios de qué material eran pero, definitivamente, no de cristal. A lo lejos parecía que caminabas descalza y de puntitas. Pero un día soleado era el apocalipsis: tus pies podían terminar sancochados. Los zapatos metalizados y los de holograma son una pequeña reminiscencia de esos años maravillosos.
- Tiritas y aguja
Tu pie terminaba como un tamal envuelto. Una versión renovada fueron las sandalias romanas, qué bonito se te veía, dándole buena forma y estilo a tus piernas, pero más bonitas esas marcas rojas que no desaparecían ni con masajes ni duchas.
Y cuéntanos Wapa, ¿qué zapatos marcaron tu vida?
Definitivamente no fueron los primeros que usaste, pero sí los primeros que recuerdas con tus mediecitas cubanitas y pantis blancas. Impecables antes de usarlos, terminaban hechos mugre después de cualquier cumpleaños o misa. “Qué linda está la princesita”, decían todos pero temías quitarte las medias por las heridas en tus tobillos. Era más doloroso que una depilación con cera ¡Ayayau!
Tus personajes favoritos a tus pies: Disney, Looney Tones, Barbie o Nubeluz. Posiblemente los pasadores se te desataban constantemente y te ibas de cara al primer paso. Si tuviste más suerte quizás llegaste a usar los zapatos con pega-pega o luces psicodélicas cada que dabas un paso.
Esa obsesión de tu madre por obligarte a usar zapatillas o zapatos rosado. Tan pronto tomaste independencia de tu forma de vestir, empezaste a usar negro, celeste o azul para desintoxicarte de tanto rosado por buenos años. Afortunadamente ya superaste el trauma. ¿No lo crees?
Tu mamá te compró las de imitación porque los tiempos eran difíciles, pero se arrepintió de hacerlo porque te obsesionaste con ellas y las usabas siempre, ¡SIEMPRE!, hasta querías usarlas en tus 15 años. No las abandonabas hasta que las zapatillas hablaran o gritaran. Si era más atrevida le aplicabas tachas y grapas. Cuando creciste fuiste la primera en comprar los tacos con púas, para recuperar ese espíritu ‘wild’ y también para darle una patada a cualquier acosador.
Ya que se te cayeron los dientes de leche porque se te rompieron la primera vez que usaste tacos de niña. No quisiste ver tacos en tu vida pero querías ser más alta y verte más ‘mona’. Las plataformas vinieron a salvarte. Ahora los recuerdas más pesadas que los tacos y ahora piensas que estabas loca por usarlos, en realidad fueron una prueba de originalidad y supervivencia.
Cenicienta wannabe. Sabe dios de qué material eran pero, definitivamente, no de cristal. A lo lejos parecía que caminabas descalza y de puntitas. Pero un día soleado era el apocalipsis: tus pies podían terminar sancochados. Los zapatos metalizados y los de holograma son una pequeña reminiscencia de esos años maravillosos.
Tu pie terminaba como un tamal envuelto. Una versión renovada fueron las sandalias romanas, qué bonito se te veía, dándole buena forma y estilo a tus piernas, pero más bonitas esas marcas rojas que no desaparecían ni con masajes ni duchas.
Y cuéntanos Wapa, ¿qué zapatos marcaron tu vida?
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