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¿La temperatura del agua es importante al momento de lavarnos la cara?

Aunque no lo creas la temperatura del agua es un detalle del cual casi nadie repara al momento de lavarse el rostro. Únete al canal de Whatsapp de Wapa

¿La temperatura del agua es importante al momento de lavarnos la cara?
Aunque no lo creas la temperatura del agua es un detalle del cual casi nadie repara al momento de lavarse el rostro.

Si eres de las que cuida mucho su rutina de belleza, toma en cuenta todos los ingredientes de los productos que se aplica, establece un orden determinado y, obviamente, utiliza cosméticos adecuados según tu tipo de piel, esta información la debes conocer.

Existe un detalle que es más que probable que nunca te hayas dado cuenta y que, de hecho, es muy importante de lo que podrías imaginar: la temperatura del agua con el que te lavas el rostro. Es más, es posible que no sepas, pero el cabello también tiene una temperatura determinada, tibia durante el proceso y fría al acabar, por lo que, no es de extrañar que pase lo mismo al momento de lavarte el rostro.

Así como pasa con tu cabello, la piel no reacciona igual ante el agua caliente, tibia o fría, sino que hay ciertos niveles de temperatura que debes evitar y otros con los que podemos jugar dependiendo lo que se esté buscando.

Así que, para iniciar, debemos olvidar la mala costumbre de adecuar los grados dependiendo la estación en la que estemos, ¿quién no ha usado agua fría en verano y tibia en invierno?, ya que, tal como lo dice Marta Barrero, farmacéutica y codirectora de The Secret Lab: “la temperatura del agua, que puede parecer algo superfluo, no lo es en absoluto, puesto que influye directamente en el aspecto de nuestra piel”.

De acuerdo a la experta: “lo ideal es lavarse el rostro con agua tibia tirando a fresquita, pero, sobre todo, debemos evitar hacerlo con agua caliente. Si nos resulta demasiado 'radical' el agua fría, podemos empezar con agua tibia e ir reduciendo poco a poco los grados (como también se recomienda hacer en la ducha), ya que los contrastes de temperatura nos ayudan a relajar la musculatura del rostro y a estimular la circulación". Además, tal como dice Barrero, esto es especialmente importante "en caso de pieles sensibles o con mucho acné, para las que lo más recomendable es el agua tibia". Pero, aunque esta sea una regla que deberíamos regir nuestra rutina de belleza, Barrera indicó que se puede variar según cuál sea el propósito de la limpieza.

Agua caliente, ¿nunca?

A pesar, que la experta señaló que las altas temperaturas deberían evitarse, sí es cierto que en ocasiones pueden venir bien, aunque sin pasarnos.

"El agua calentita es lo ideal cuando nos desmaquillamos, ya que el agua fría endurece el maquillaje, dificultando su eliminación", explicó la especialista. Sin embargo, para una limpieza puntual y en mucha más profundidad, sí que podemos decantarnos por unos grados más superiores: "Podemos utilizar agua a mayor temperatura en determinados momentos, por ejemplo, si buscamos dilatar los poros obstruidos, para eliminar comedones y puntos negros (como hacemos en cabina) o antes de eliminar el vello facial, ya que abre el folículo y facilita la extracción de los pelitos".

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Los (muchos) beneficios del agua fría

Ya hemos mencionado que lo recomendable es usar agua tibia para la limpieza diaria, pero más bien tirando para fría. Ya que al disminuir la temperatura es que podemos obtener más beneficios:"Nos ayuda a estimular la circulación y el metabolismo, a eliminar mejor las toxinas a través de los capilares, ayudando a prevenir acné y otros problemas de piel, a tonificar el rostro con un efecto reafirmante, a reducir la hinchazón del contorno de ojos y disminuir la inflamación general", enumeró Barrero, además dijo que ésta es la clave para "tener un aspecto muy saludable en la piel".

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La importancia de alternar temperaturas

En otras palabras, podemos sacarle provecho a cada temperatura, por ejemplo, se puede extrapolar la norma general que debemos emplear para el lavado del cabello: agua templada y termina con fría. Tal como explicó la especialista de The Secret Lab, cuando empleamos un producto de limpieza facial, lo ideal es "humedecer ligeramente la cara con agua tibia para aplicar el limpiador y trabajarlo para que penetre mejor. Después, habría que realizar el último aclarado con agua fría, pero no antes, para evitar que los poros se cierren antes de que la piel esté completamente limpia".

Ahora que tienes esta información tómala en cuenta al momento de lavarte la cara.

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