Siempre tratamos de hacer sentir bien a las personas que amamos. Nos preocupamos por ellos y los mimamos cada cuánto podemos. Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de alguien muy especial, nosotras mismas.
¿Por qué es necesario demostrarnos amor? Bueno, nosotras somos la persona con la que más tiempo pasamos y con la que vamos a estar para siempre. ¿No tendría especial sentido que nos trataramos como tratamos a las personas que más queremos?
Es cada vez más habitual escuchar hablar sobre la importancia de querernos, cuidarnos y mimarnos a nosotras y nosotros mismos. Y no es de extrañar, si tenemos en cuenta que las cifras de trastornos psicológicos como la ansiedad o la depresión han ido aumentando en los últimos años de manera significativa.
Por ello, es necesario que paremos un momento y pongamos atención en los siguientes puntos que nos ayudará a identificar si nos estamos amando correctamente:
Vivo consciente de que la mentira empieza por casa, y que sé, de buena mano, cuando tengo la tentación de usar la mentira hacia mi propia persona. La detecto y digo, “NO”, esta no es la verdad que yo quiero proyectarme a mí mismo.
Asumo que en ocasiones fallo, pero no me insulto y critico a mí mismo. Con mi propia compasión y amor, me digo: “Ok, he fallado nuevamente, pero sé que lo puede remediar y que la próxima vez podré hacerlo mejor. No soy perfecto, pero sí sé mejorar las cosas de mi vida”.
Soy consciente, de qué es lo que puedo y no puedo alcanzar, y asumo pequeños retos de superación, para que piedrita a piedrita pueda construir humildemente mis retos y mis sueños.
Aprendo a valorarme tal cuál soy, y me amo y me gusto como soy a cada momento. Ya que la belleza es subjetiva y siempre me veo bonito y con buen aspecto porque así lo decido yo.
Partiendo de mi bienestar y de mi amor propio, puedo alegrarme de los beneficios y alegrías de los demás. Cuando veo a alguien feliz, esa felicidad la puedo sentir yo también en mi interior y la alegría de los demás se me contagia.
Sé cuando hago mal las cosas y, con mucha humildad, toco de pies al suelo para poner orden y solución a todo aquello que he hecho mal. Al quererme a mí mismo y al saber ver siempre la realidad, me doy la oportunidad de volver a empezar y de volver a hacer las cosas mejor que antes. Me amo y sé que merezco segundas oportunidades. YO SÍ ME LAS DOY.
Reconozco sin problemas cuando mi ser y mi persona deben rendirse ante situaciones de la vida en las que dichas circunstancias no están al alcance de mis manos. Es un acto de amor propio comprender que no todo está en mis manos y declarar la derrota y aceptar la verdad, es también amor propio.
Me amo y no dejo que amores que no merezco me hagan sufrir. Detecto cuando alguien no me ama como merezco y me doy mi propio lugar, siempre, ya que dicha persona no lo hace conmigo. Pero yo si lo hago.
Siempre me doy mi lugar allí donde esté, sin miedos ni tapujos, puedo afrontar situaciones y darme el lugar que sé que merezco. Siempre sé que el primero en hacerlo debo ser yo, porque como yo nadie lo hará. Mi lugar primero me lo doy yo y luego ya se verá qué pasa. (Siempre con mucho respeto y sin egoísmo).
Soy feliz con las pequeñas cosas y me doy cuenta de todo lo que tengo, por poco que sea. Y partiendo de mi amor propio siempre estoy alegre, porque ante cualquier circunstancia de la vida, lo más valioso que tengo, es mi propio ser, mi propia alma y mi propia compañía.