Existen dos tipos de mujeres; las dominantes y sumisas o quienes simplemente son más suaves y no buscan tener el mando en la relación de pareja ni en las relaciones sexuales.
Pues, una mujer dominante es aquella que lleva las riendas de la relación. Están dispuestas a entregarlo todo por amor y si se trata de vivir una aventura pasajera también.
Dan la iniciativa cuando quieren algo, no la hacen larga, simplemente van directo a lo que quiere. Normalmente ellas deciden primero antes que cualquier otra persona.
Definitivamente, una mujer dominante deja huella. Ellas seducen con facilidad y provocan a que su compañero caigan rendidos a sus pies.
Siempre tienen ideas creativas para proponer algo nuevo. El aburrimiento no va con ellas, pero la seducción sí. Son muy atrevidas y estrategas. Saben ganarse su terreno.