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18 Feb 2020 | 9:44 h

¿Todas las mujeres pueden eyacular?

Según la ciencia médica sólo un 30% de las mujeres pueden eyacular, pero una autora española asegura que todas las mujeres podemos experimentar la eyaculación femenina.

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    Hace 5 años Diana J. Torres publicó Coño potens. Manual sobre su poder, su próstata y sus fluidos, un libro el que explica cómo ocurre el fenómeno de la eyaculación femenina. La autora española se basa en su propia investigación científica y en la experiencia que ha obtenido a lo largo de los diversos talleres que imparte para enseñarles a las mujeres a eyacular.

    Torres se centra en la existencia de las glándulas de Skene que para ella no son otra cosa que la versión femenina de la próstata de los hombres. Por lo tanto si las mujeres tienen próstata, la eyaculación es posible.

    Según la ciencia médica sólo un 30% de las mujeres pueden eyacular, pero la autora de Coño potens asegura que todas las mujeres podemos experimentar la eyaculación femenina. Para Torres sólo hace falta que la mujer conozca su propio cuerpo y que experimente consigo misma.

    Placer líquido

    La eyaculación femenina es un líquido blanquecino, traslúcido, espeso y escaso cuyo origen se encuentra en las glándulas de Skene, que no son otra cosa que la próstata femenina.

    Su presencia se asocia con la estimulación del llamado Punto G, un área con forma de vaina que se encuentra en la pared frontal de la vagina, a una distancia de entre 3 a 5 cm de la apertura vaginal y que constituye una zona erógena altamente sensible que puede provocar orgasmos seguidos de eyaculación.

    Para acceder al punto G con los dedos se suele indicar que el dedo medio y el índice deben introducirse con las puntas de las yemas hacia arriba para luego realizar un movimiento igual al que se emplea para pedirle a alguien que se acerque: flexionando repetitivamente las puntas de los dedos.

    El punto G no ha sido identificado de manera precisa como un lugar específico ubicado en la vagina. Lo más probable es que no sea otra cosa que una parte interna del clítoris o, en todo caso, una zona aledaña a la próstata femenina, lo que explicaría por qué su estimulación da como resultado la eyaculación femenina.

    La autora de Coño potens afirma al respecto que primero la religión y luego la ciencia se han encargado de mantener a las mujeres en una ignorancia sobre sus propios cuerpos con el objetivo de controlar su sexualidad. Desde un punto de vista moral se supone que una mujer buena no ensucia, y aplicado al campo sexual este mandato se repite: se supone que nosotras no dejamos huellas de nuestro placer.

    Torres no duda en afirmar que si las mujeres tuvieran un mejor conocimiento de su propio cuerpo y fuesen conscientes de que, al igual que los hombres, también tienen una próstata, todas podrían eyacular. Liberadas de la vergüenza por mojar las sábanas y luego de dejar de confundir la eyaculación con la orina, la incomodidad de inundarte de placer le da paso a la liberación de ese líquido que tu cuerpo desea expulsar.

    La obligación de la eyaculación

    Mientras el porno nos ha vendido la idea de que todas las mujeres eyaculan una vez que son excitadas en el punto G a manos de un hombre, Torres nos propone ejercicios de autoconocimiento que nos permitan descubrir la eyaculación por nuestra propia cuenta.

    En ambos casos puede tratarse de la misma premisa —todas las mujeres eyaculan— pero propone prácticas distintas: la primera se basa en la dependencia de otra persona que “nos haga eyacular”, mientras que la segunda hace referencia a la capacidad que tenemos nosotras mismas de aprender a eyacular.

    Es necesario aclarar además que eyacular no te hace mejor que nadie, no se trata de poner sobre ti la responsabilidad o la obligación de eyacular para demostrar que puedes hacerlo sino de probar y experimentar con tu cuerpo guiada por la curiosidad y por la búsqueda del placer.

    Otra cosa que debes tener en cuenta es que la eyaculación no está relacionada con la calidad o la intensidad del placer, es decir, que no es un indicador de cuánto disfrutas del sexo. Es más, si bien la eyaculación femenina puede ocurrir durante el orgasmo también puede ocurrir antes de él, así que no necesariamente tiene relación directa con la cumbre del placer sexual.

    Sandra Campó es escritora y educadora sexual.  Autora del libro HOY TENGO GANAS DE MÍ: 7 historias de masturbación femenina y creadora del blog SASÁ. Desde 2015 realiza talleres de educación sexual para mujeres en diversos espacios de Lima. Síguela en FACEBOOK e INSTAGRAM: @elblogdesasa