Sentir tristeza y desasosiego después de un encuentro sexual puede sonar contradictorio ya que se suele asociar el sexo con el placer de las caricias, la euforia de la pasión y el éxtasis del orgasmo. Pero lo cierto es que, aunque parezca extraño, hay personas que experimentan tristeza después del sexo.
La depresión poscoito, también conocida como disforia poscoital, es una disfunción sexual que afecta la calidad de la vida sexual de las personas que son víctimas de este síndrome.
La depresión poscoito es un síndrome que se caracteriza por la presencia de tristeza, melancolía o angustia luego de un encuentro sexual y suele afectar más a las mujeres que a los hombres. Si recibe el nombre de poscoito es porque comúnmente se asocia el coito como el centro y el eje de todo acto sexual, pero sabemos que no es así ya que podemos prescindir del coito en nuestra vida sexual.
Esta disfunción está ligada no necesariamente al coito sino más bien al orgasmo, por eso puede presentarse también luego de habernos masturbado. Como ya he explicado en un artículo anterior el orgasmo tiene cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo (clímax) y resolución.
La última fase, la de resolución, suele producirnos una sensación de relajación luego de haber experimentado el orgasmo, que es la cumbre del placer sexual. Pero en el caso de las personas que sufren depresión poscoito ocurre que, en la mayoría de sus relaciones sexuales o de sus experiencias masturbatorias, esa sensación de relax es reemplazada por sentimientos de tristeza.
Es necesario aclarar que, en el caso de las personas que son víctimas de la depresión poscoito, no se trata de que estén viviendo experiencias sexuales insatisfactorias, pues llegan a alcanzar el orgasmo, sino que luego de éste no se sienten relajadas ni contentas sino todo lo contrario.
Aunque se han intentado encontrar explicaciones fisiológicas para la existencia de la depresión poscoito, hasta el momento se ha establecido que el origen de esta disfunción está vinculada a una educación represiva o de índole religiosa que promueve la idea de que el sexo es algo sucio o pecaminoso.
Otra causa para el origen de la depresión poscoito es la vivencia de experiencias traumáticas como el abuso sexual infantil o cualquier episodio de violencia sexual que hayamos experimentado en algún momento de nuestra vida. Este tipo de situaciones nos pueden llevar a asociar el placer con la violencia, la culpa, el dolor o el maltrato.
Debido a que su origen es de índole mental o emocional, el tratamiento más adecuado para la depresión poscoito es asistir a terapia psicológica para contar con un acompañamiento que te permita sanar las heridas emocionales de tu historia personal.
Por otro lado, también se recomienda, tanto a solas como en pareja, dejar de pensar que el orgasmo es el objetivo y el punto final del sexo. A solas puedes disfrutar de un automasaje luego de haber llegado al clímax o puedes darte un baño relajante; mientras que en pareja puedes acariciar, abrazar y conversar íntimamente con tu compañero(a) sexual después del orgasmo. La idea es que relaciones la fase de resolución con un momento agradable que también puedes disfrutar.
Sandra Campó es escritora y educadora sexual. Autora del libro HOY TENGO GANAS DE MÍ: 7 historias de masturbación femenina y creadora del blog SASÁ. Desde 2015 realiza talleres de educación sexual para mujeres en diversos espacios de Lima. Síguela en FACEBOOK e INSTAGRAM: @elblogdesasa