Tener una vida sexual placentera contribuye a nuestra salud física, mental y emocional. Pero lamentablemente existen bloqueos sexuales que nos incapacitan para mantener relaciones sexuales debido a que no nos permiten conectar con nuestro cuerpo y con nuestro deseo.
Un bloqueo sexual es todo pensamiento, idea o creencia que te impide disfrutar del sexo y, aunque puede parecer imposible remediarlos, existen algunos consejos sencillos y efectivos para que puedas lidiar con ellos.
El paso previo para superar los bloqueos sexuales es indispensable para resolver este tema: identificar cuál es el origen de que no puedas disfrutar del sexo. Esto requiere de un profundo ejercicio de introspección para que puedas descubrir dónde se encuentra la causa principal de tu bloqueo sexual.
Podría tratarse de alguna de las siguientes: un trauma del pasado, un alto grado de estrés, creencias falsas o conservadoras sobre el sexo, el desconocimiento de tu propio cuerpo y de cómo darte placer, la presión por cumplir con las expectativas sexuales de tu pareja o compañero(a) sexual o problemas externos a tu vida sexual como los de tipo laboral, familiar o económico.
A continuación compartiré contigo 3 maneras de superar los bloqueos sexuales. Puedas aplicar cada una de ellas por tu cuenta o si deseas y tienes los recursos para hacerlo busca una psicológa o una terapeuta sexual que pueda acompañarte en este proceso.
1. Sanar el origen de los traumas de tu pasado: debido a que ésta suele ser la causa más común de los bloqueos sexuales constituye el primer paso que debes tomar.
La mayoría de mujeres es víctima de violencia sexual tanto en su niñez como en cualquier momento de su vida. Esta experiencia origina un trauma que, a su vez, genera una actitud negativa hacia el sexo.
En este caso es importante recurrir a la terapia psicológica para abordar tu historia personal de la mano de una profesional que te pueda brindar el soporte emocional y las herramientas que necesitas para sanar las viejas heridas del pasado.
Si la causa de tu bloqueo sexual no es un trauma del pasado entonces este punto puede ser reemplazado por la búsqueda de una solución a corto, mediano y largo plazo para los otros posibles motivos de tu problema.
Si se trata de un alto grado de estrés puedes practicar yoga y meditación; si se trata de creencias falsas o conservadoras sobre el sexo o del desconocimiento de tu propio cuerpo y de cómo darte placer puedes buscar información sobre educación sexual y comenzar a masturbarte. Si se trata de la presión por cumplir con las expectativas sexuales de tu pareja o compañero(a) sexual inicia una conversación al respecto para que puedas transmitirle tus dudas y temores.
Y, por último, si se trata de problemas externos a tu vida sexual como los de tipo laboral, familiar o económico encuentra la manera de resolver de forma concreta estos asuntos.
2. Analizar tus creencias: muchas somos criadas en hogares con una educación de carácter conservador o religioso en la que el sexo es visto como algo sucio de lo que no se debe hablar.
Con el paso del tiempo esas falsas creencias se instalan en tu mente aunque no te des cuenta de ello y cuando llega el momento de hacerle frente a una situación de carácter sexual entonces emergen esas ideas de la niñez que no nos permiten encontrar placer en el sexo.
Debes realizar un análisis detallado de esos pensamientos que llenan tu mente de prejuicios, miedo, culpa y vergüenza y luego, para librarte de ellos, debes preguntarte a ti misma qué tan ciertos son. Para hacer esto busca información confiable sobre sexo en general y sobre sexualidad femenina en particular. La educación sexual es básica para romper con mitos y tabúes que obstaculizan tu placer.
3. Darte permiso para sentir placer: para combatir y eliminar cualquier bloqueo sexual es necesario darte permiso para sentir placer.
Luego de que hayas sanado el trauma de tu pasado y tras haber analizado esas creencias limitantes que no te permiten conectar con tu cuerpo y tu deseo, habrás llegado a un punto en el que ya has resuelto (en parte o por completo) el conflicto interno que te impide tener una vida sexual consciente y plena.
Una vez que hayas logrado darte permiso para sentir placer podrás, poco a poco, disfrutar del sexo.