Una zona erógena es una parte del cuerpo que al ser estimulada a través de besos, caricias u otro tipo de contacto físico produce excitación sexual.
Aunque en la práctica cualquier parte del cuerpo puede ser una zona erógena ya que cada una de nosotras tiene sus propios gustos, preferencias y sensibilidad, existen ciertas zonas corporales que tienen mayor cantidad de terminaciones nerviosas y, por ende, son más sensibles al tacto.
Obviamente los órganos genitales como la vulva y el clítoris son por excelencia zonas erógenas, pero esta vez me ocuparé de otras partes del cuerpo porque si quieres descubrir el placer, ya sea a solas o en compañía, es esencial que conozcas cuáles son las zonas erógenas femeninas más allá de tus genitales y qué debes hacer para estimularlas al máximo.
Si estás a solas puedes estimular tus orejas tocándolas suavemente con la yema de tus dedos y acariciar su contorno. Si estás en compañía, puedes pedirle a tu pareja que acerque su boca y su nariz y que respire suavemente cerca de ellas.
También puedes indicarle que introduzca la punta de su lengua en tu oreja y luego te dé suaves besos en el lóbulo.
Retirar tu cabello con delicadeza y acariciar tu nuca puede ser el primer paso para relajarte. Luego masajea suavemente tu cuello o pídele a tu pareja que te bese el cuello, lo cual produce una sensación agradable y placentera que, en muchas de nosotras, constituye el paso inicial de la excitación sexual.
Mientras te besa también puedes indicarle que realice suaves masajes en tus hombros. La idea es que el contacto sea lento y ligero, relajante y excitante al mismo tiempo.
Debido a que en los pezones existe una gran cantidad de terminaciones nerviosas, es una de las zonas erógenas más sensibles. Puedes comenzar acariciándote los pezones con las yemas de los dedos, luego de haber humedecido éstos últimos con tu lengua.
Los movimientos verticales en el pezón o circulares alrededor de él pueden ser una buena manera de comenzar a excitarte tanto si estás a solas como en compañía. Pero la estimulación oral es lo ideal para excitarte aún más.
Indícale a tu pareja que realice movimientos circulares con su lengua alrededor del pezón. Puede besar, lamer, chupar e incluso colocar sus dientes alrededor del pezón pero siempre debe hacerlo con mucha delicadeza.
Tú debes indicarle el ritmo y la presión que tu pareja debe usar, de acuerdo a lo que te resulte más placentero.
La parte interna de los muslos suele ser un lugar poco acariciado de nuestro cuerpo, pero es una de las más sensibles al contacto físico. Puedes probar qué tanto te gusta acariciarte ahí abriendo tus piernas y deslizando lentamente las yemas de tus dedos por esta zona.
Si estás en compañía es una buena idea que tu pareja recorra a besos la parte interna de tus muslos. Quizás al principio experimentes un poco de escalofríos al sentir el contacto de sus labios o su lengua, pero te aseguro que este tipo de estimulación te encantará.
Los pies se han convertido en un fetiche sexual popular, pero lo que pocas sabemos es que los pies son una de las zonas más sensibles de nuestro cuerpo.
La gran sensibilidad de los pies se encuentra localizada especialmente en la planta de los pies, por eso lo ideal para comenzar a estimularlos puede ser un masaje ligero que puedes llevar a cabo tú misma.
Si estás en pareja, es ideal que ella te acaricie la planta de los pies deslizando las yemas de sus dedos lentamente. Luego podría comenzar a besar tus pies sin prisa desde el talón hasta la punta de los dedos.
Lamer cada uno de los dedos y recorrer con la lengua los espacios que hay entre ellos puede ser el punto culminante de la estimulación y al mismo tiempo el inicio de tu excitación.