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17 Oct 2019 | 14:11 h

3 motivos por los que la regla es un tabú

La menstruación sigue siendo un tema tabú y la mayoría de mujeres no sabe en qué consiste este proceso natural que experimentan durante más de 30 años.

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    ¿Por qué no se habla de la regla de manera clara y directa? ¿Por qué muchas mujeres ignoran qué es lo que ocurre en sus cuerpos durante el ciclo menstrual? ¿Por qué la sangre menstrual es vista como un fluido sucio que da asco?

    Son interrogantes que una puede hacerse para tratar de entender por qué la regla aún hoy en día en pleno siglo XXI sigue siendo un tabú. Los grandes avances de la ciencia médica no son suficientes si es que no se estudia el cuerpo femenino desde una perspectiva diferente en la que no sea considerado inferior al cuerpo masculino. Pero además es necesario que estas nuevas investigaciones se realicen con una visión positiva de la menstruación como fuente de autoconocimiento para las mujeres.

    Si bien existen varios motivos por los que la regla es un tabú, hay tres de ellos que son los más importantes.

    1. El cuerpo de la mujer es visto como inferior

    A lo largo de la historia de la ciencia médica el cuerpo de la mujer ha sido visto desde una perspectiva androcéntrica, es decir, comparado con el cuerpo del hombre como si nosotras fuésemos seres inferiores.

    El androcentrismo consiste en colocar al hombre en una posición dominante y central en el mundo, en la sociedad, en la cultura y en la historia, de tal manera que todo lo que es masculino es asociado con lo positivo o superior; mientras que todo lo femenino se asocia con lo negativo o inferior.

    Esta perspectiva androcéntrica no sólo caracteriza a la medicina convencional sino también a todas las otras formas de conocimiento que existen: desde las artes hasta las ciencias el cuerpo de la mujer ha sido menospreciado o cosificado.

    En el caso de la medicina en general y de la menstruación en particular, este proceso natural que las mujeres viven durante varias décadas de su vida ha sido estudiado sólo desde el punto de vista de la reproducción y de cómo se relaciona con ella. Pero no ha habido un interés de los médicos por centrarse en los cambios a nivel corporal, mental y emocional que se producen en las mujeres debido al ciclo menstrual.

    Sin embargo, como bien sabemos, la diferencia no tiene por qué significar desigualdad. Los cuerpos de los hombres y de las mujeres son diferentes y deben ser estudiados analizando esos rasgos que distinguen a los unos de los otros.

    2. El ciclo menstrual es un gran desconocido

    Lamentablemente muchas de nosotras cuando vivimos la experiencia de la menarquía, es decir, cuando comenzamos a menstruar, recibimos de parte de las mujeres de nuestra familia un solo tipo de información: cómo usar las toallas higiénicas.

    En eso consiste todo el conocimiento sobre ciclo menstrual que se nos transmite, junto con la advertencia de que hemos comenzado a ser fértiles por lo tanto corremos el riesgo de salir embarazadas.

    En las culturas ancestrales de diversas partes del mundo la menstruación era una etapa de la vida de una mujer que representaba un rito de paso, es decir, la transición de un estado a otro en la existencia de una persona. El inicio de la regla implicaba la transmisión de una serie de conocimientos sobre los cuidados personales que una debía tener durante la menstruación, pero además incluía un traspaso de saberes acerca de lo que cada una de las fases del ciclo menstrual representaba para una mujer.

    En las últimas décadas, gracias a la investigación de ginecólogas y escritoras podemos contar con información acerca de los cambios corporales, mentales y emocionales que se producen durante la menstrual, la preovulatoria, la ovulatoria y la premenstrual, las cuatro fases del ciclo menstrual que ya he descrito en este artículo.

    3. La sangre menstrual es sucia

    Como ocurre con diferentes aspectos de la sexualidad femenina que han sido patologizados por la medicina como es el caso del deseo sexual (convertido en una enfermedad llamada histeria) o de la falta de estimulación adecuada (convertida en una disfunción sexual llamada frigidez), algo similar ha ocurrido con la menstruación.

    Por un lado, los síntomas propios de la premenstrual como la retención de líquidos, el cansancio o el malhumor son denominados síndrome premenstrual, término que ya ha comenzado a cuestionarse por algunas investigaciones médicas que demuestran que no hay una evidencia científica exacta acerca de dicho síndrome premenstrual conocido también por sus siglas como SPM.

    Por otro lado, la sangre menstrual es comparada con otros fluidos del cuerpo como la orina y el excremento, los que a su vez son considerados desechos. Sin embargo, como he explicado en este artículo, la sangre menstrual puede ser usada de diferentes maneras como agua de riego para las plantas o como loción para el rostro.

    Sandra Campó es escritora y educadora sexual.  Autora del libro HOY TENGO GANAS DE MÍ: 7 historias de masturbación femenina y creadora del blog SASÁ. Desde 2015 realiza talleres de educación sexual para mujeres en diversos espacios de Lima.