Siempre que nuestra madre nos aconseja, ellas resaltan una frase bastante antigua, pero cierta: “a los hombres hay que creerles la mitad de lo que dicen y la otra, dejarla en duda”.
Sí, la experiencia las han convertido a nuestras madres en mujeres muy sabias. Y aunque no lo creas, los hombre suelen utilizar las mentiras como un arma para poder tener sexo.
Según afirma un estudio realizado por la Universidad de Ohio, los hombres encuestados confirmaron que esta es una manera de mantener poder y como nunca les gusta ser rechazados, ellos emplean la mentira como para tener una noche de placer segura.
El 70 % de los hombres encuestados afirmaron que suele aumentar su experiencia sexual y comentan que “se han acostado con más de 20 mujeres e incluso se autodenominan como dioses del orgasmo”.
Pero, no creas que los hombres son los únicos que mienten, pues nosotras también solemos engañar a la hora de hablar de nuestra experiencia sexual, reduciendo la cantidad de hombres con los que tuvimos intimidad o simplemente evitamos el tema.
Según comentó la psicóloga María Jesús Álava Reyes, “nosotros solemos mentir cuando creemos que vamos a conseguir algo para nuestro beneficio, pero también cuando estima que de esa forma evita un reproche, una amonestación o una sanción”.
Lamentablemente, como aún seguimos viviendo en una sociedad machista, las mentiras más frecuentes de las mujeres son: “Nunca me habían hecho sentir algo igual en el sexo”, “no me gusta la pornografía”, “no me masturbo”, “no sé mucho de posiciones sexuales”.
Mientras que las mentiras que dicen los hombres son para levantar su ego. Sin embargo, hay algunas frases que ellos consideran que son seguras para tener una noche de placer seguro:
- “Me gustaría hacer contigo, lo que con nadie he hecho”.
- “No importa lo mucho que te arregles tú siempre estás hermosa”.
- “Me imagino lo bonito que sería despertar a tu lado”.
- “Nadie me comprende como tú”.
- “Todo el tiempo estoy pensando en ti”.
- “Siento que me estoy enamorando de ti”.
- “Eres la mujer más hermosa con la he estado”.
- “Qué afortunado el hombre que estuvo antes que yo”.
- “Lo haremos cuando tú estés lista, no quiero presionarte”.
- “Llevo tanto tiempo sin nada, que me muero por tenerte entre mis brazos”.