Recuperar la intimidad perdida requiere una participación consciente de la pareja.
“A veces nuestra sexualidad y nuestro amor se convierten en territorios desunidos, porque nos hemos dejado invadir y desviar por los demás, las compulsiones, los bloqueos y la frialdad, destruyendo esa unión profunda de nuestras dos fuerzas, la natural y la espiritual”, expresó Marie Lise Labonté.
Para esta reconocida psicoterapeuta, escritora y educadora canadiense, conocer esas fuerzas y comprender cómo actúan en nuestro interior, es primordial para ayudarnos a reconocernos, respetarnos, sanar y amarnos a nosotros mismos. Según indica, unir el amor y la sexualidad en un solo mundo es “hacer el amor con amor”, el título del libro que Labonté acaba de publicar.
“La fuerza de la sexualidad y la fuerza del corazón, que es el amor, forman parte de un solo poder que reside en cada uno de nosotros para nuestra mejor realización y alcanzar la plenitud, y estas fuerzas están reconocidas desde hace siglos y forman parte de la medicina tradicional de la India, del Tíbet y de China”, aseveró esta psicoterapeuta, que reside en Montreal (Canadá).
Labonté ha desarrollado su propio método de tratamiento, el MLC (Método de Liberación de las Corazas), que se basa en una búsqueda de muchos años y en su experimentación psicosomática, y ahora se dedica a compartir su visión del desarrollo espiritual del ser mediante conferencias, talleres y la publicación de nuevos libros.
“Tomarse el tiempo de vivir el amor amando es un acto creativo que ilumina nuestro interior, nuestra alma, nuestro hogar y nuestra cotidianidad”, subraya.
Para esta experta, “el amor no está separado de la sexualidad ni la sexualidad del amor, y reunificarlos conduce a amarse a uno mismo, su cuerpo, su corazón y su energía sexual por encima de todo”, indicó.
“La clave de hacer el amor reside en la expresión sexual, que libera una energía vital, como una fuerza sagrada. Esta última se traduce en oleadas de placer que llegan al corazón y a todas las células de nuestro cuerpo y hasta nuestra conciencia, en el mejor de los casos”, enfatizó.
“Sentir crecer la libido, sentir atracción por alguien, sentir deseo, es estar vivo. Lo mismo ocurre con el corazón: sentirlo latir por alguien, sentir el arrebato del amor, dejar crecer el sentimiento del amor es estar vivo”, subrayó.
Recuperar la intimidad perdida
Consultada sobre cuál es el principal obstáculo que enfrentan las parejas para vivir una sexualidad plena y amorosa, responde: “Hoy en día asistimos en nuestra sociedad a una pérdida de la intimidad en las parejas”.
“Como las personas tienen que estar haciendo y produciendo constantemente, cada vez más y más, han perdido la intimidad consigo mismos y con el otro”, analizó.
Labonté explica que es muy importante cultivar los momentos íntimos y de intercambio amoroso, “aunque haya hijos”, pero las parejas ya no se toman el tiempo necesario para volver a reencontrarse y nutrir su relación.
“Así, poco a poco se van separando el uno del otro, aunque sigan juntos y mantengan esa relación. Se van alejando porque ya no tienen tiempo para sentarse, pasarlo bien y reírse juntos, y para volver a encontrarse con el deseo, la atracción y, en definitiva, con la intimidad”, lamenta.
“El gran problema de la sociedad, actualmente, es la falta de tiempo para reencontrarnos y relacionarnos con nosotros mismos, y con nuestra pareja”, manifestó esta autora.
Para poder ‘hacer el amor con amor’ y alcanzar la plenitud a través de la sabiduría del cuerpo “la pareja necesita comunicarse a nivel sexual y hablar sobre cuáles son sus respectivas necesidades sexuales, lo que a cada uno le gusta o le gusta menos, y aquello que lo excita y estimula el deseo”, contó en una entrevista.
“No se trata de efectuar unos trabajos prácticos racionales, sino de vivir esta comunicación en una atmósfera de compartir, estar juntos y de una cierta sensualidad”, según dijo psicoterapeuta canadiense.
Compartir fantasías y juegos
Para Labonté también es importante que la pareja hable de sus fantasías sexuales, “sin llegar necesariamente de vivirlas hasta el final, sino como un modo de compartir una forma de inteligencia erótica, es decir de aportar una creatividad a nivel de erotismo”, argumenta.
“Las fantasías sexuales son muy personales, diferentes para cada individuo. Hay parejas a las que les apetece compartir citas amorosas sexuales, otras que se lo pasan bien haciendo el amor en distintos lugares, y las hay que le gusta encontrarse y atraerse como si no se conocieran”, señaló.
“Hay un montón de juegos interesantes que se pueden crear en una relación de pareja para estimular el deseo, la fantasía y la libido, por ejemplo salir del tradicional contexto de la cama parental o cuarto de dormir, y hacer el amor en distintos lugares de la casa, con una provocación sensual y sexual”, sugirió.
“Todo esto requiere que a la pareja le apetezca pasarlo bien, jugar y juguetear haciendo el amor, para salir de la repetición y de hacer las cosas de forma monótona, y aportar a la relación más creatividad, locura y fantasía”, añadió.
Recuperar la intimidad perdida requiere una participación consciente de los dos miembros de la pareja, y resulta fundamental que ambos quieran hacerlo y que se entreguen al mismo juego o forma de actuar, de acuerdo a esta experta.
“Y en el ámbito de la comunicación sexual también hay que intercambiar impresiones sobre la dimension animal de la sexualidad de cada uno, aunque sin perder la energía del corazón”, concluyó Labonté.
Con información de EFE.