Sex and the city fue una popular serie de los 90’s, donde cuatro amigas cuentas sus peripecias no solo en el amor, sino el de ser mujer en un mundo de hombre y como la vida iba cambiando eso. Y es que, Carrie, Miranda, Samantha y Charlotte siempre tuvieron las frases precisas no solo para hablarnos de amor, amistad, sino también para poder sobrellevar la vida.
Aquí alguna de ellas:
- La mayoría de las mujeres no somos psicóticas o irracionales. Sólo queremos que las relaciones se acaben de un modo… decente y reflexivo, y que haga honor a lo que tuvimos juntos.
- Dicen que nada es para siempre, que los sueños cambian y que las tendencias van y vienen, pero la amistad nunca pasa de moda.
- Los hombres son como las estrellas: hay millones de ellos pero sólo uno puede hacer tus sueños realidad.
- Antes ser soltera significaba que nadie te quería; ahora quiere decir que eres guapa, sexy y que te tomas tu tiempo decidiendo cómo quieres que sea tu vida y con quién quieres compartirla.
- Acabé pensando en las relaciones. Las hay que te llevan a algo nuevo y exótico; las que son viejas y familiares; las que sacan a la luz muchas preguntas; las que te llevan a lugares insospechados. Las que te transportan lejos de donde comenzaron y las que te traen de vuelta. Pero la relación más excitante, retadora e importante de todas es la que tienes contigo misma. Y si encuentras a alguien que te ame como tú quieres, bueno, eso ya es fabuloso.
- Las computadoras se rompen. La gente muere. Las relaciones se rompen. Lo mejor que podemos hacer es respirar y reiniciar.
- Bienvenida a la era de la pérdida de la inocencia. Nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables. Más bien desayunamos a las 7 de la mañana y tenemos líos que procuramos olvidar cuanto antes.
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- No tengas prisa por crecer. Cuando eres una adolescente, todo lo que quieres es poder comprar cerveza. Pero una vez que tienes 30, todo lo que quieres es que te pidan tu identificación.
- Yo quería decirle que tenía miedo… Miedo de que él jamás me amara de la forma que yo deseaba ser amada. Yo temía que tal vez él no tuviera la capacidad de amar a nadie excepto a sí mismo. Yo temía que llegado el momento me rompiera el corazón de nuevo… Pero le mentí y sólo dije: “No me pasa nada”.