Independientemente de que sea agradable solucionar un problema y después festejarlo en la habitación, la razón por la que se siente tan bien tener sexo después de una disputa no recae sólo en la felicidad de estar en paz de nuevo. Sobre todo al considerar que el sexo de reconciliación no siempre viene después de arreglar los altercados desde la raíz.
De acuerdo con el Doctor Aaron Ben-Zeév, este placer es resultado de un fenómeno conocido como transferencia de excitación. La explicación es sencilla: cuando estamos muy emocionados por algo, es fácil que en ese mismo momento nos emocionemos mucho por otro factor.
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Por ejemplo, cuando estás feliz porque te aceptaron en tu nuevo trabajo y descubres que tu novia pidió tu pizza favorita para comer, es probable que te alegres todavía más (y más de lo usual) porque ya te encontrabas en un estado de excitación. O como cuando estás enojado con alguien y al enterarte de una mala noticia explotas todavía más.
Es por esta razón que después de una acalorada pelea, el sexo puede sentirse grandioso. Porque al sentir una emoción de manera intensa, estamos susceptibles a percibir en igual medida la emoción que le siga. A eso se le suma la empatía, con la que somos capaces de sentir lo que el otro siente. Entonces al ver al otro disfrutando, nuestro disfrute incrementa. Es como un efecto bola de nieve.
Pero con un gran poder viene una gran responsabilidad. Y el sexo no es la excepción, porque sabemos que tiene la habilidad de hacernos sentir fantásticos o deprimidos.
El sexo de reconciliación es peligroso dentro de las relaciones abusivas, porque fomenta un círculo vicioso en el cual después de cada pelea se le da la impresión a la víctima de que en verdad se le aprecia y por eso "hace el amor" con ella.
En un caso menos peligroso, pero dañino de igual manera, existen personas que terminan por incitar peleas sólo por el sexo que viene después (aunque, con la costumbre y la premeditación, éste termina de ser tan satisfactorio).
El sexo de reconciliación no es una solución a los problemas. Las peleas son naturales en cualquier interacción humana, pero la recompensa viene después de arreglar la disputa, para demostrar que el cariño sigue presente. No es un medio para tapar las imperfecciones.
El psicólogo Seth Meyers es enfático en este punto: el sexo de reconciliación por lo general refleja la fantasía de querer arreglarlo todo con sexo. Cuando una relación saludable se trata de amor y balance, no de dramas y furia en la cama.
No olvidemos que el sexo es un grandioso condimento, pero jamás será la solución maestra a cualquier problema de pareja.